Javier
Del Valle Monagas Maita (*)
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La historia de
la humanidad desde sus albores, está signada por virtudes humanas. Pero lamentablemente
también existe la anti tesis de la virtud: la vileza. Una forma de bajeza,
convertida en sentimiento rastrero, que
posee a muchas personas y que las convierte en pozos sépticos de lo peor de lo
anti humano. Morbosamente la naturaleza ha puesto al lado de los grandes
pensadores, creadores, etc. A
basuras con forma humana que son todo lo
contrario de la grandeza de esos hombres, mismos que muchas veces capitalizan
las obras ajenas. Así encontramos según la fabula. A los enemigos de Jesús: “Satanás motivo a
judíos, Fariseos, saduceos, y romanos a que crucificaran a Jesús. (Lucas23:21)
También
se pudiera nombrar al Judas. De la misma forma, Francisco de Paula Santander
vino a cumplir una función semejante en la vida de Simón Bolívar “El Libertador
de América”. El asunto es que mientras mas grande, gloriosa y digna es la obra de esos seres, mayor es la
envidia y la maldad vertida contra Éllos.
Simón Bolívar, con sus virtudes y
defectos. Fue y es un hombre cuya gesta se proyecta más allá del tiempo y del
mal. Siendo que en un mundo donde las posesiones económicas y materiales son un
caudal de oportunidades y ventajas ambiciosas, que permiten a quien dispone de
ello. Acceder a todos los escenarios exclusivos, propios de las egoístas
ambiciones y privilegios mal habidos con el solo reconocimiento de esas
posesiones. Y digo materiales, por que las virtudes espirituales y humanas no
cuentan para esa sociedad mediatizada y formada en base a principios
retorcidos, en la cual hasta las personas eran consideradas cosas y la
esclavitud era una norma de representativa de poder. El Libertador, rompe con
ese esquema despreciable y, contrariamente desecha todas esa mal llamada
riqueza y dedica su vida a construir una patria gigante, una patria que fuera
capaz de enfrentar los retos futuros del mundo y de su raza especial, es decir
la raza latino - afro- caribeña. Para ello, hubo de abandonar todas sus
herencias y pertenencias heredadas y dedicar la vida a su causa sin precedentes
en estos territorios y quizás en el mundo.
Los sacrificios del Simón hombre de pueblo, fueron los mismos
sacrificios de sus tropas: Cruce de montañas heladas, de tierras henchidas de
agua, de suelos áridos e inhóspitos, de montañas frescas, pueblos hostiles
o ciudades hospitalarias a la causa, de
victorias militares y de derrotas, de alabanzas y de ataques a su persona y
liderazgo. Lo cierto de todo es que la historia real, comprobada, certificada y
sembrada en el corazón de esos pueblos que el noble hombre, derivado en humilde, libertó, le guardan un sitial
privilegiado en sus corazones de manera imperecedera.
Mas como la grandeza de Bolívar traspasa
tiempos y fronteras. Así mismo arrastra tras de si esos innobles sentimientos
de las lacras mediocres que en su incapacidad de reconocer los honores y
glorias ajenas. Ante la imposibilidad de esos infelices bastardos incapaces de
construirse ellos por merito propio una reputación. Entonces recurren al
descalificativo, al asesinato moral e histórico de la grandiosidad del
desinteresado hombre destacado. Para poder robar (intentar hacerlo) un poco de
esa gloria en procura de algo de notoriedad. De esa forma surgen los herederos
miserables de Francisco de Paula Santander. Personajes oscuros y tarifados al
servicio de las huestes ladronas del
imperio, como Guillermo Morón, Manuel Caballero, Pablo Eduardo Victoria
Wilches, etc.
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Esa batalla que
inició Bolívar en su época contra toda esa madeja de canallas y serviles
inconscientes que pretendieron someter a la humanidad al esclavismo, es la
lucha hoy del pueblo venezolano y latino caribeño por consolidar su independencia
de los mismos enemigos abiertos y solapados que nos acechan. Es la misma
alternativa entre un inmoral narcotizado burgués y el candidato del pueblo.
Bolívar Vive,
la lucha sigue.
(*)Abogado Bolivariano
http://planetaenpeligro.
