El silencio escrito es una muda
posición de irreverencia, porque a veces se “nos permite” ser autocríticos y se
nos tildan alegremente de desadaptados. Pero, esta revolución del protagonismo
social y de la opinión colectiva, ha permitido en gran orden que “hablemos” a
través de lo escrito, ya que no queremos ser anónimos, a pesar de no tener la
mediática y masiva oportunidad de expresarnos como algunos connotados opinadores,
sea estos calificados o no. Debemos fijar una posición, que aunque comedida, no
esté exenta de cómo vemos nuestro real entorno situacional y describirlo no
dentro del realismo mágico, sino en nuestro diario quehacer y entorno humano.
Esta entrada cuasi literaria que
esbocé era para de alguna manera exponer lo confundido que estoy por
algunas decisiones que se han tomado desde el cenáculo partidista y el alto
gobierno, tanto en el ámbito de las
candidaturas regionales como en alguna designación ministerial cuestionada
por su desempeño previo. Amalaya que con mi discernir, los susceptibles y
sensibles “más chavistas que Chávez” no me ubiquen en la acera de los
desadaptados, indisciplinados o peor aun, en tildarme o condenarme de manera
alegremente infame con la connotación de contrarrevolucionario. De hecho, no
soy quien para contrariar una decisión de tanta envergadura realizada por el
líder de nuestro proceso o la cúpula partidista, pero, repito, apelo a esa
autocrítica y el libre pensamiento socialista que tanto nos ha manifestado el
Camarada Chávez, para exteriorizarme, ya que no manifestarme dentro de mi compromiso
revolucionario, si sería actuar en contra de este principio.
He leído durante todos estos días a
través de nuestro portal Aporrea y otros “sitios” en la red virtual,
expresiones unas altisonantes y otras muy afables, descontentos sobre algunas
medidas tomadas. Estas opiniones están expresadas en un baremo variopinto de apreciaciones,
que en general muestran diferentes grados de preocupación sobre el devenir del
espectro político nacional, pos-elección presidencial. Las respuestas hacia
estas críticas han sido más uniformes y dentro de esa uniformidad varias de
ellas con descalificaciones o sembrando dudas sobre el talante revolucionario
de quienes emitieron su disconformidad, sin tomar en cuenta que muchas y muchos
de ellos poseen un bagaje de opinión o del quehacer patrio, que aunque no están
libres de falencias, son incuestionables en su moral revolucionaria. ¡Entonces!
¿Por qué denostar a las y los camaradas,
que a pesar de vivir una alegría por el esfuerzo colectivo de refrendar al Camarada Chávez en la Presidencia, se
manifiestan porque consideran que podemos “perder” en las regiones, parte de
esa voluntad nacional? Si el Camarada Chávez en unos de sus discursos reconoció
que “…a veces hemos fallado, a veces
hemos sido ineficientes en darle respuestas a las necesidades del pueblo, pues
yo me comprometo a que el Gobierno de Chávez del 2013 en adelante será mucho
mejor que el gobierno de Chávez que está por terminar” me preguntó ¿Por qué no hubo artículos
criticándolo a el, por criticar al gobierno? El Camarada Presidente nos ha
dicho en innumerables oportunidades (y lo hemos constatado) que Chávez no es
solo una persona, Chávez se convirtió en un ser nacional, en un sentimiento
patrio, latinoamericano y hasta mundial. Esto de manera alguna significa el
Chavismo sin Chávez, porque la gente percibe en el humano que es Hugo Chávez al
único que puede enrumbar y comandar nuestro proceso, mas allá de las
dificultades, pero reconociendo y enmendando nuestros yerros. No hay que buscar
con lupas palabras o frases que emiten con todo el derecho algunos
correligionarios, para darles otra connotación que no sea el aporte autocrítico
y convertirlos en supuestos ataques al liderazgo del Camarada Chávez o al
Proceso Bolivariano Revolucionario. Es
por eso, que siempre he manifestado que internamente en el proceso, mas que
hacer mal uso de la autocrítica, no hacemos buen uso de ellas para ir mejorando
y eso nos a causado mas daño que el mensaje, las provocaciones y las acciones
de la derecha.
Debemos en este corto ínterin
enmendar y no remendar nuestras costuras y que empecemos a arrear a los
elegidos para la venidera contienda en el entendido que es y debe ser el actuar
disciplinado. Pero, no debe ser un arreo de mulas, es el ánimo lo que debemos
imprimirle porque a pesar de que no participamos en su escogencia primaria,
debemos voluntariamente refrendar la elección con nuestra participación en los
espacios vivenciales donde interactuamos. Pero, repito, nunca será sano guardar
silencio ante lo que consideremos contraproducente en nuestro proceso inédito,
porque perderemos el fundamento esencial, que es el aporte de ideas para la
construcción de la revolución.
Sin Chávez no hay
Revolución, porque Chávez es la Revolución.
Ingeniero Carlos J. Contreras C.