YO ACUSO...
P.MIGUEL MATOS S.J
Mis setenta años de edad, mi experiencia de más de ocho
períodos presidenciales vividos, mi modesto pero suficiente conocimiento de
toda la geografía latinoamericana, mis humildes, pero también suficientes
estudios de la sociopolítica mundial, mi permanente residencia y compromiso con
los sectores más marginales de la población venezolana, y otras circunstancias,
me autorizan para trasmitir esta premonición.
Que conste que
para mí el problema no es el Sr.Capriles en sí. Conociendo su trayectoria
social y política y su conocimiento de la geopolítica mundial, no lo creo con
capacidad de entender a cabalidad los alcances
de “su” proyecto. No me extrañaría que ni siquiera lo haya leído. Su objetivo es
cruelmente pragmático y consiste en conquistar el poder para su partido, ni
siquiera para los otros partidos que lo apoyan.
Tampoco culpo de esta terrible
amenaza, a muchas de las personas que pertenecen a las bases de los seguidores
de Capriles. Entre todos ellos la única motivación importante es “salir de
Chávez” aunque haya que apoyar a un candidato aún con condiciones intelectuales
y éticas más precarias. Yo lamentaría profundamente tener que verlos llorar al presenciar en nuestro país lo que cada día nos
trasmiten los noticieros desde España, Grecia, Chile, Italia, etc. Y que han
llegado a eso exclusivamente por poner en práctica sin ninguna originalidad
idénticas medidas como las que nos trata
de imponer nuestro “inefable Enrique”
El problema verdaderamente aterrador lo constituye el
complejo de megacorporaciones económicas que controlan políticamente a las
grandes potencias mundiales y que ya han venido aplicando estrategias parecidas
de control de los recursos energéticos, comenzando por Irak, Tùnez, Líbia,
Siria, etc.
No me excedo si digo que en Venezuela, dados los
niveles de concientización a los que han llegado densos sectores de la población
económicamente marginada del país , no me excedo, si digo que la aplicación de
este paquete solo es pensable con el apoyo militar de una potencia extranjera,
o sea una invasión militar.
Si usted conoce aunque sea someramente lo que están
significado las misiones para el país, si ud. aunque sea en una suerte de
clandestinidad se ha beneficiado de la política social del proceso bolivariano,
si usted no pertenece al número de las personas a los que la dirigencia
opositora considera estúpida y a la que explota con ensaño el odio a Chavez, si
Ud. pertenece a alguno de estos sectores, sepa que cometería algo bastante
parecido al suicidio si auspicia la entrega del país a este demoníaco club de
las macrocorporaciones económicas mundiales.
Amigos, amigas , esta vez
no estamos para jueguitos de gorras o de corazoncitos. No estamos
concursando sobre quienes “pegan” el mejor slogan. Por más grandilocuente que
parezca, estamos eligiendo este 7 de Octubre, entre este indudablemente
conflictivo camino por el que avanzamos desde hace 12 años, y el horror de una
batería de guerras y guerrillas civico-militares que paralizaría al país.
Por eso, aunque he excusado a algunos sectores de la
oposición por la mediocridad inaudita a la que ya nos han acostumbrado, sí acuso, acuso en primer lugar a mis
familiares de la Iglesia Católica, concretamente a la Conferencia Episcopal.
Son irresponsables, cómplices, antievangélicos, anticristianos, cuando hablan,
por su incoherencia con el Evangelio al que deberían servir. Pero sobre todo
cuando callan, porque ellos sí saben lo que estamos arriesgando. Acuso a los
sectores de la iglesia que por mucho tiempo orientaron políticamente a nuestro
pueblo cristiano, acuso al Centro Gumilla, a la revista Sic, a la Universidad
Católica, a los directivos del laicado
católico organizado, a ese clero, víctima de su indigencia intelectual, a esos
religiosos y religiosas enceguecidos por el odio y la falta de un mínimo
esfuerzo por investigar y así poder entender mejor las complejidades de la
realidad global, por esa desidia intelectual tan característica del mundo católico que nos
convierte en presa fácil ya sea de cualquier invitación a “experiencias
seudoreligiosas mágicas” o a cualquier estrategia sociopolítica mundial pensada en
sofisticados laboratorios del dominio mundial.
Esos sectores de
la Iglesia a los que aludo, sí saben lo
que está en juego. Ya demostraron que no les preocupa demasiado. Ya lo
demostraron antes. Hicieron silencio y apoyaron al enemigo al ver a todo un
pueblo martirizado en el Paro Petrolero del 2002, porque más importante son sus
“principios antimilitaristas” (siempre que no se trate de un Pinochet),
“antipersonalistas” (siempre que no se trate de un Sumo Pontífice) , su
racismo, las mordazas de arepa de las ONG primermundista con las que financian
sus actividades de muy dudoso compromiso con el pueblo.
A los sectores más directamente culpables de esta posibilidad
de tragedia nacional como son los partidos Primero Justicia, AD, Copei y sus
adlateres. A ellos no solo los acuso sino que me prometo a mí mismo direccionar
mis muy modestos instrumentos para impedir que sigan propiciando el daño que
nos amenaza.
Me hago absoluta y exclusivamente responsable de cada una de
mis afirmaciones. Me siento movido desde lo más profundo de mí, por el
comportamiento, la persona, la palabra y
el proyecto de Jesús de Nazareth. Si esto acarrea algún tipo de represión en mi
contra, ya veré cómo, con la ayuda del valiente, del profético, del impotente
Jesús de Nazareth, ya veré cómo lo proceso.so
Que el Señor que liberó al pueblo de Abrahán de la tiranía
egipcia nos ayude a sabernos defender de la arrogancia y prepotencia de los
nuevos enemigos de la humanidad.
P.Miguel Matos s.j
27 septiembre 2012
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miguel matos s.j
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