martes, 18 de diciembre de 2012

CHÁVEZ POTENCIA REVOLUCIONARIA

CHÁVEZ POTENCIA REVOLUCIONARIA

Enseña Zarathustra: “voluntad es el nuevo nombre de la alegría liberadora, así se llama el mensajero de la alegría que en el querer crea y anuncia nuevos valores”. Voluntad de poder es voluntad de crear una nueva verdad que, como dijera Nietzsche, “aceche y ponga en peligro a la verdad establecida”. Es una fuerza activa que libera de toda potencia reactiva y que llega hasta el final de su propósito construyendo devenires que superan la decadencia de las cosas. Lo he deletreado en todos los sentidos, por el final y por el principio. Es el arte de la filigrana, es un sentido del tacto y de la comprensión que permite al instinto distinguir el matiz, lo que caracteriza a la nueva voluntad, que hace posible el poder sobre una negación y una afirmación nunca reactivas.

 El eterno retorno de esta voluntad sobre sí misma, es la que asegura cualquier transformación de la negación en voluntad de afirmación. Dirá Deleuze, “El poder de la voluntad de afirmarse sobre las miserias del dolor, es la suprema metamorfosis dionisíaca y constituye la cumbre de la doctrina del eterno retorno”. El hombre activo y libre no sólo responde a la autonomía de su goce y su libertad. No se trata entonces del individuo, el de la moralina burguesa: Cauto, temeroso, ordenado y disciplinado. Se trata de un ser consciente de su responsabilidad en relación con la conservación de su libertad, en tanto es libertad de los otros, y desde allí es capaz de hacer cualquier sacrificio, aunque pase por la paradoja de poner en peligro su propia libertad individual inmediata. Este pensamiento coincide con Spinoza y cómo él entiende la salvación: La superación de la concupiscencia a favor de la generosidad. Es decir, reconocerse genérico, como parte de un género y desde allí construir el goce y la libertad, sin que ello implique dolor o sacrificio.

El revolucionario es un hombre nuevo, responsable de sí mismo en los otros. Darse a los demás como goce supremo, pues no hay mayor libertad que no sea la alegría de vivir instalado en el goce autónomo de la voluntad, en el goce del otro. Es a esta visión de la vida, lo que se conoce como vitalismo nietzscheano. Una visión del mundo constituida de tal modo, no admite tristeza ni resentimiento.

En una oportunidad le pregunté a un amigo de la montaña, a un guerrillero de siempre,  cómo había soportado 8 años de cárcel sin frustración ni resentimiento, y cómo su vida plena negaba el odio al enemigo.  Entonces me habló de las convicciones, la esperanza, la alegría y los sueños compartidos. Allí visualice a Chávez como esa potencia, como una subjetividad política que se enlaza y se hace carne y cuerpo con la alegría como voluntad de poder, como potencia del existir y del actuar; que celebra el experimento maravilloso de la vida desde una filosofía de la plenitud, como potencia revolucionaria.

Tengo la certeza de que los hombres y las mujeres que hoy se forjan con la revolución bolivariana, liderada por el camarada Hugo Chávez también lo sienten así. Es crear una nueva voluntad de poder, liberar las prácticas y, con ello, las subjetividades que ellas construyen. Trazar estas líneas de fuga con la perseverancia en el ser… dispositivo elemental de la vida afectiva, empeñado en buscar lo que es útil a todos, es también el devenir común del comunismo de la vida cotidiana, lo que Marx gustaba en llamar socialismo, el lugar donde mora el goce de seres libres, dejándose llevar por el río del devenir revolucionario. Un devenir activo distinto de la soledad que conocemos. Otro devenir, otra sensibilidad, otras prácticas: El horizonte común, construcción de la democracia radical, la siembra de valores revolucionarios, cuya suma de felicidad será cosecha para el mañana.

No confundan, cipayos, la tranquilidad del agua mansa. 

 




CARTA ABIERTA AL COMANDANTE HUGO CHÁVEZ

Camarada comandante Hugo Chávez, uno no cesa de asombrarse, mire usted que paradoja, venir a enfermarse aquel que ha llevado tanta vida y tanta salud a todo un pueblo. Pero inmediatamente uno sacude la cabeza y se da cuenta, y se responde; cómo no enfermarse después de ponerse sobre el lomo un pedazo importante de la cruz de cada uno, mientras los fariseos le derraman su odio todo el día y pretenden callarle, para dejar al pueblo entre mordazas. Cómo no enfermarse ante tanto dolor y tanto llanto… cuando nos duele menos porque lo hiciste tuyo y compartido, como dice el poeta Adal Hernández, “si te has montado en la espalda la vieja esperanza de Bolívar”. Por eso camarada, amigo, pana, queremos pedirte un favor colectivo, tú que creaste para todos una Misión Milagro, decreta para ti -que es también y una vez más para todos- la gran misión de curarte. Queremos escucharte recitar a viva voz el poema del chileno Gonzalo Rojas: “No tengo otro negocio que estar aquí diciendo la verdad en mitad de la calle y hacia todos los vientos: la verdad de estar vivo, únicamente vivo, con los pies en la tierra y el esqueleto libre en este mundo”. Que cantes también a ti mismo y te celebres, como diría Whitman.

Aquí mi presidente y líder, por nuestra parte, el pueblo hace lo suyo: quererte, orar, acompañarte. Y darte su palabra, así como lo has hecho tú: dijiste “por ahora” y aquello fue un rayo que partió en dos la historia, como un dardo en el alma que nos llenó de vida y toditos gritamos “¡aquí estamos, hemos despertado!”, y nos regresaste de la larga muerte de aquel 27 y 28 de febrero. Y te seguimos. Hablaste de Bolívar y lo resucitaste. Luego dijiste: patria y socialismo y te tomamos la palabra. Con voz franca nos hablas ahora de comunas y caminos y de aquí te respondemos, que sí, que los consejos obreros son la expresión productiva de la comuna, materialización político-territorial del poder constituyente permanente del pueblo. Porque una hegemonía es copamiento y combinación de las formas de lucha que permiten la recuperación de la soberanía, que es de cada quien.

Palabras comandante, que orientan nuestros sueños y las prácticas de miles de mujeres y hombres de distintos colectivos revolucionarios de base, que decidieron que el socialismo es hoy, y que el futuro un hacer todos los días. Los mismos que entendieron que la democracia directa es una manera de ser y de hacer, es nuestra decisión y forma de vida.
Ahora comandante nos llamas a redoblar la unidad, lo entendemos y acatamos como una necesidad estratégica; por eso, comandante de todos, en tu nombre aportaremos en la construcción de la unidad del pueblo hasta hacer posible un bloque indestructible, una red de redes tejida con el esfuerzo, las prácticas y el amor de un pueblo, para cubrir la patria. Queremos sumarnos al aliento de las Multitudes que esperan tu regreso, sumergirnos en la solidaria lealtad del hombre común, el del 13 de Abril que bajó el barrio y lo puso en la calle, el que agradece siempre que existas, que estés vivo, el que te ama con el amor de los hombres rudos, resteados y curtidos, con un amor intransferible; queremos sumarnos con nuestra humilde palabra al rio de palabras y de afectos, pero nos quedamos sin palabras y acudimos a la voz de los poetas q vienen a auxiliarnos. Porque el poema es bálsamo, son palabras de otros que son nuestras, segunda voz que se instala en el alma y la alimenta. El mexicano Jaime Sabines, ante una situación similar escribió:

“Déjame reposar el corazón y poner a dormitar el alma para poder hablar, para poder recordar estos días, los más largos del tiempo.

Convalecernos de la angustia apenas y estamos débiles, asustadizos, despertando dos o tres veces de nuestro escaso sueño.

Para verte en la noche y saber que respiras. Necesitamos despertar para estar más despiertos en esta pesadilla llena de gentes y de ruidos.

Tú eres el tronco invulnerable y nosotros las ramas. Por eso es que este hachazo nos duele y nos sacude… no te hemos visto nunca sino como la fuerza de la alegría y la vida”.

¡Vivirás y vencerás! Regresa pronto para que comandes un pueblo, el pueblo de la perseverancia de Fabricio; el del canto profundo de Alí que alerta con su verso que no se equivoquen, que la poesía es amor pero también metralla; el pueblo de Argimiro que grita “somos la alegría y la vida en constante lucha contra la tristeza y la muerte”.