viernes, 20 de julio de 2012

OLVIDEMOS LA HISTORIA, PIDEN LAS DERECHAS AMERICANAS



Miguel Ángel del Pozo

No nos hemos ni equivocado ni confundido; es la revolución americana continental una necesidad histórica como en sus tiempos pasados fueron una realidad inevitable de cambios profundos contando con las importantes  diferencias en sucesos históricos desarrollados en ambos lados del Mar Caribe en sus épocas históricas concretas y en las actuales realidades inevitables. En aquellos momentos cuando Francisco de Miranda, Simón Bolívar, George Washington, Simón Rodríguez, las Europas y sus pensares (léase: Revolución Francesa y sus ideólogos) influyeron, inevitablemente, en los pensadores americanos mientras que en los actuales desarrollos socio-políticos e ideológicos es desde este lado de la orilla Atlántica desde donde salen las “incomodas ideas” que se están convirtiendo en referencia de futuro, por cierto, también inevitables, para los sub-conjuntos sociales que no solo se ven afectados por políticas inquisitoriales (léase: conservadoras católicas)  sino por realidades económicas de “siervos de gleba” (léase: políticas actuales de Rajoy y del partido Popular español). Realidades objetivas que unos ven (léase: los chavistas) y otros callan evitando confrontarse con sus conciencias naturales (léase: los majunches).
En ese orden, la tesis que Barack Obama propuso en Trinidad y Tobago de “dejar atrás” la Historia tiene dos (2) importantes lecturas: el mensaje oficial que Washington dirigió a los países del conjunto que “el país adalid de la democracia representativa” arropó bajo la “Doctrina Monroe”; y, aquella lectura no oficial cuando Barack Obama estaba pensando en el pueblo estadounidense y su permanencia en la Casa Blanca; ambas lecturas estarían presentes tanto en el consciente de Obama como en su inconsciente según los paradigmas de la “nueva política Obama” (José Vicente Rangel dixit). Nos explicamos.
En primer lugar, deberíamos preguntarnos porqué el Poder (Müller Rojas proponía) decidieron que un afro-americano alcanzara el ser el huésped temporal en y de la Casa Blanca y todo el significado ideológico que ello implica en el marco de los paradigmas ideológicos del “Oval Room” porque Barack Obama es un afro-descenciente auténtico; es decir, su padre nacido en  África; es decir, Barack Obama es afro-americano de primera generación. Barack Obama, además, no nació en el continente de los EEUU de América y vivió en un país islámico (léase: Indonesia); todas estas variables y realidades son, permanentemente, referidas por los conservadores cristiano-protestantes y por esos sectores de la sociedad estadounidense que no solo son racistas sino que desde el 11 de septiembre han asumido su militante anti-islamismo que es condimentado por los sectores del sub-conjunto judío-americanos, como les agrada calificarse. Ello nos obliga a preguntarnos: ¿aún la sociedad estadounidense no ha superado las realidades históricas que significaron la esclavitud, la Guerra Civil, Martin Luther King y sus históricas consecuencias como Vietnam, Iraq, Afganistán que impactan al estamento militar en tal magnitud que la organización Rand expresa preocupaciones por los suicidios cotidianos entre los soldados y otros militares? ¿Aún los EEUU de América sigue siendo un país dividido entre el norte industrial y el sur esclavista cual está dividido, socialmente, entre blancos, afro-descendientes, migrantes, asiáticos y aquel millón de suecos que migraron en 1900, a lo que se adicionaría las realidades ya históricas socio-económicas de los sub-conjuntos de afro-americanos y pueblos originarios con derechos históricos, aceptados, circunstancialmente, por el status quo del blanco inglés protestante y calvinista y agudizados en las realidades actuales de crisis financiera del sistema capitalista estadounidense? ¿Cuál es la diferencia paradigmática y estructural entre Barack Obama y Mick Romney? Por último, nos inquirimos aún están presentes los paradigmas de la Historia, del inconsciente colectivo y de la alienación capitalista que han tenido y aún mantienen un importante efecto en las realidades socio-cotidianas de ese Imperio moderno en decadencia cual nació con ideas e influencias masónicas y que vienen siendo desplazadas por una conjunción colectiva de contradicciones en el marco referencial de lo imperial-románico, del ideario del sacro-imperio-romano-germánico obligantes para su super-estructura tanto como Imperio como en su praxis imperialista. Es decir, nos referimos al obligado regreso de los “Vengadores”, de Mickey Mouse y su troupe, del “american way of life” y ese cristianismo fundamentalista sureño que estaría evolucionando en su camino hacia el “norte industrial” (desgraciadamente no existe un Asterix y un Obelix en puertas). En ocasiones esas realidades yanquis nos recuerdan aquellos emperadores romanos de la Hispania que gobernaron el Imperio Romano en carreras descendentes y perseguidoras de aquellos cristianos que venían desplazando las ideologías olímpico-greco-romanas.
Negar la Historia es, por tanto y por lo menos, una actitud estúpida porque las sociedades americanas podrán estar alienadas pero las nuevas realidades ideo-políticas que se están desarrollando y que inevitable se impulsan por y con el ejemplo de los países miembros del ALBA están, cotidianamente, socavando esa alienación (léase: conciencia seudo-capitalista) que significa, esa alienación, el negar la propia Historia en sus caminos de obligado comportamiento en esas las sociedades americanas que no evitan, dichas sociedades, traer al consciente aquellas realidades socio-históricas con importantes impactos socio-económicos cuales están profundamente impresas en los ADN de esas sociedades americanas y que solo necesitaban el estímulo de una referencia real, tangible y factible que destruyera los muros inconscientes que rodeaban esas historias propias-telúricas. Por ejemplo, los países originarios americanos han venido no solo rescatando sino descubriendo sus realidades socio-históricas pre-colombianas y los paradigmas impuestos por la sociología estadounidense gracias a la ideología contenida en la “Doctrina Monroe”. En ese marco referencial con solo mirar al sur del continente americano las expresiones del pueblo mapuche por la telúrica aspiración del rescate de sus tierras ancestrales nos obligan a tener que aceptar que la Historia no se la puede esconder en la ideología imperante. Un otro ejemplo, sería la inauguración en fechas no muy lejanas del Museo Nacional de los Indios Americanos (National Museum of the American Indian) en Washington, claro, como parte del Smithsonian Institute, después de años de lucha por lograrlo (1996) que afronta a Búfalo Bill y los poderes washingtonianos que impulsaron la “Conquista del Oeste”. Recientemente, en algún portal, conocimos la importancia por bravura de los comanches cuando se enfrentaban a los “colonos con biblia, pistolas y winchester”.
Pero en esos marcos referenciales, nos volvemos a preguntar los porqué de la propuesta de Barack Obama de no solo proponernos a las sociedades al sur del río Bravo que olvidemos nuestra Historia sino también la de no recordarla (como lo propone Henrique Capriles Radonski y su “dream team”) cuando ellos, es decir, los estadounidenses y las derechas criollas, motivados por el Poder y las obligaciones y adhesiones al Imperio-imperialismo estadounidense vienen rescatando de su historia-alienación, los unos, aquellos personajes que sustentaron el “american way of life”, la de héroes con destinos manifiestos mundiales que buscaban y regresan para imponer su democracia “chucuta” (don Rómulo Betancourt decía) al mejor estilo del Comodoro Perkins y, los otros, el mayamerismo criollo.