lunes, 17 de agosto de 2009

BASES MILITARES COLOMBO-NORTEAMERICANAS Y LOS INTELECTUALES CRIOLLOS DE DERECHAS

Miguel Ángel del Pozo

Antes de entrar en tema nos vemos en la necesidad de precisar algunas ideas. Es necesario aceptar, definitivamente, que, en lo fundamental, hay un enfrentamiento, es necesario decirlo y aceptarlo que es un enfrentamiento y no un dialogo, entre dos concepciones de Estado de democracia: representativo y participativo aun en el marco del sistema capitalista. Es decir, no hay una confrontación entre dos sistemas: capitalista y socialista, actualmente.

Resulta por demás muy extraño que la intelectualidad de derechas criollas se niegue aceptar las propias capacidades del sistema capitalista venezolano en su “perfectibilidad” y “evolución” posterior. Es intelectualmente inaceptable que el ideario expuesto por Karl Marx sobre el sistema capitalista en sus propias realidades y propuestas de futuro en su lógico desarrollo a lo interno de sus estructuras y las importantes contradicciones sociales, análisis logrado durante sus estudios en el British Museum como en su interrelación con los habitantes del barrio obrero de Highgate donde habitaba, en el norte de Londres; el negarlo, por razones pedestres, que ese sistema referencial pueda ser uno de los modelos para los serios estudios del sistema capitalista más que una torpeza es una demostración de “decadencia ideológica”. Como también son inaceptables los argumentos que se emiten en negativo sobre la política exterior, relaciones exteriores y la diplomacia de la Revolución Bolivariana sustentando esas críticas en extensas generalidades; más grave aun cuando esa intelectualidad de derechas ha tenido responsabilidades de Estado. En ese marco, es prudente diferenciar “opinar” a la ligera y dogmáticamente y otra es tener sentido de Patria y argumentar con ideas desarrolladas y sustentadas no en generalidades sino en objetividades e intereses de Estado.

Hay una realidad. El Gobierno de los Estados Unidos de América y el de la República de Colombia alcanzaron un acuerdo de expansión de los acuerdos previos de cooperación militar para, según declaraciones oficiales de ambos gobiernos, combatir al “narcotráfico” y al “terrorismo”. El análisis de esa realidad se debería dividir en varios “conjuntos”. El primero es el respeto a una decisión de Estado –ambos Estados colombiano y norteamericano- en su Política de Estado, para alcanzar acuerdos militares que consideren sean necesarios para su “seguridad y desarrollo socio-económico”; es decir, la permanencia del sistema capitalista en su fase de servicios. El segundo seria precisar que los acuerdos estarían dirigidos a la “seguridad interna” de ambos países; es decir, que tengan incidencia en la seguridad interna tanto de Colombia como de los Estados Unidos de América ya que manteniendo un control sobre la seguridad interna, el desarrollo socio-económico evoluciona “naturalmente” dentro de lo que hemos referido más arriba como Estado de democracia representativa bajo los paradigmas del sistema capitalista. Como tercer conjunto, debería haber un análisis entre las capacidades de desarrollar una política de “caos” por parte del “narcotráfico y el terrorismo” en sus capacidades de logística militar con respecto a la posible respuesta militar de los Estados involucrados –Colombia y los EEUU de América-; así mismo, la realidad en la logística militar según los contenidos acordados en la extensión de los acuerdos alcanzados con relación al avituallamiento militar que uno de los estados -los EEUU de América- le proporcionará al país receptor –Colombia-; es decir, un estudio sobre si esa equipamiento militar proporcionado por los EEUU de América a Colombia es o no es proporcional, militarmente, con respecto a los objetivos militares a combatir, es decir, “narcotráfico y terrorismo”. Como cuarto conjunto tendríamos que analizar los “efectos y consecuencias” de los referidos acuerdos bilaterales tanto a lo interno de la sociedad colombiana y sus efectos sicológicos como los condicionales impuestos por Washington para poder alcanzar los objetivos geopolíticos y geoestratégicos diseñados por el Pentágono no solo con respecto al combate del narcotráfico y el terrorismo sino los muy posibles objetivos geoestratégicos que serian considerados como estratégicamente inevitables y obligantes por los factores reales del Poder norteamericano. El quinto conjunto está relacionado con lo “tradicional-histórico” que sobre defensa, seguridad y estabilidad democrática que sobre la base de la paz continental se ha acordado entre los países de todo el continente americano; en este sentido, dos realidades a tomar en cuenta: el TIAR, en caso de que no haya sido denunciado global y/o unilateralmente; y la propuesta de Brasil a los países miembros de la UNASUR de un “Consejo Suramericano de Defensa” y analizar el efecto “bases colombo-norteamericanas” sobre el futuro “Consejo” propuesto por Brasil. El sexto conjunto a analizar seria las asimetrías que, objetivamente, se presentaran entre los objetivos propuestos por ambas naciones signatarias de las extensiones mencionadas, es decir, los avituallamientos que se incluyen tanto en personal, civil y militar, como en equipos militares y, en consecuencia, el probable desbalance militar que se ocasionará con la importante y masiva presencia militar del poder real de la potencia norteamericana, Washington, sobre todos y cada uno de los países de Suramérica. El séptimo conjunto se correspondería con la interrogante que, inmediatamente, surge cuando se ha conocido el número de bases tanto terrestres como marítimas y su ubicación geográfica en territorio colombiano donde habrá presencia global militar norteamericana con importante y fundamental tecnología militar “de punta”. En el marco del contenido de este conjunto es indispensable tomar en consideración “suposiciones” que consideramos como variables a incorporar; es evidente la asimetría entre el numero de bases colombianas a ser consideradas “bases norteamericanas” tanto en número como su real “upgrading” desde los factores militares y los objetivos militares propuestos a ser combatidos: narcotráfico y terrorismo. Es, evidentemente, una asimetría a tomar en cuenta en el momento de un análisis serio. Como octavo y último conjunto es la relación entre la masiva presencia militar norteamericana en territorio colombiano y los centros de reserva de crudo (petróleo) en territorio venezolano con relación a realidades globales de la economía capitalista mundial; es evidente y demostrable que la actual política petrolera de la Revolución Bolivariana es profundamente antagónica con respecto a la política petrolera de la Cuarta República al ser considerada Venezuela como “suplidor seguro y confiable”. Ese diseño pretérito de “`política `petrolera” estaba en concordancia con las futuras contradicciones que se desarrollarían en el campo energético en el marco del desarrollo lógico del sistema capitalista en dos factores: reservas probadas y probables en territorios nacionales con gobiernos “dependientes” hacia Washington y el control real de esas reservas por parte de las transnacionales petroleras. Ese diseño de política “dependiente” le permitía a los EEUU de América tener un real control de sus “reservas estratégicas” de crudo, en su “patio trasero”, cuando las economías emergentes demandaran mayores volúmenes de crudo para sus economías. El desarrollo de la política petrolera de la Revolución Bolivariana ha permitido, como objetivo estratégico, alcanzar acuerdos de inversión “aguas abajo y aguas arriba” de las reservas de crudo en territorio venezolano con un número muy importantes de socios estratégicos incluidos los “enemigos” estratégicos de los EEUU de América, a decir, China, Rusia, Irán, Bielorrusia, entre otros; es decir, al perder el control de esas reservas petroleras venezolanas, el Poder (Mûller Rojas dixit) y Washington, están actuado según sus verdaderos objetivos “imperialistas” como se vienen conociendo con el Golpe de Estado en Honduras; las bases colombo-norteamericanas en Colombia; los permanentes ataques de las derechas continentales y extra continentales contra Chávez Frías, la Revolución Bolivariana y el desarrollo de una matriz de opinión basada en las variables: democracia, libertad de opinión, derechos humanos, anticomunismo, dictadura, etc.

El siguientes escenario a tomar en consideración es la propuesta de la Presidenta de Argentina de celebrar una reunión en su país de Presidentes de los países miembros de la UNASUR con la obligada presencia de don Álvaro Uribe Vélez, la aceptación del Presidente de Colombia a asistir a esa Cumbre de Presidentes de la UNASUR y los condicionantes que ha impuesto don Álvaro Uribe Vélez como temas obligados a discutir, cuales son: terrorismo, tráfico de armas, y las bases. Pero según el periódico argentino El Clarín “…Antes de que Cristina hablara con Uribe, fuentes del gobierno colombiano dijeron a Clarín en Bogotá que vendría a Bariloche, pero con condiciones: quiere que se debata el desmesurado gasto militar de Hugo Chávez en Venezuela y sus vínculos con gobiernos como Irán, Rusia y China…Según una fuente en Bogotá, que requirió del anonimato, Uribe "está dispuesto sin temor alguno a despejar todas las dudas frente al convenio con el gobierno de Barack Obama pero a condición de escuchar también las opiniones de sus colegas sobre la manera como su vecino ( Hugo Chávez), viene llenando su país de armamento y de nexos con países cuyos gobiernos son cuestionados [China, Rusia e Irán]…” (http://www.clarin.com/diario/2009/08/13/elmundo/i-01977462.htm)

Sobre estos argumentos y propuestas de análisis es que podríamos discutir.

delpozo14@gmail.com