Miguel Ángel del Pozo
No
nos hemos ni equivocado ni confundido; es la revolución americana continental
una necesidad histórica como en sus tiempos pasados fueron una realidad
inevitable de cambios profundos contando con las importantes diferencias en sucesos históricos
desarrollados en ambos lados del Mar Caribe en sus épocas históricas concretas y
en las actuales realidades inevitables. En aquellos momentos cuando Francisco
de Miranda, Simón Bolívar, George Washington, Simón Rodríguez, las Europas y
sus pensares (léase: Revolución Francesa y sus ideólogos) influyeron,
inevitablemente, en los pensadores americanos mientras que en los actuales
desarrollos socio-políticos e ideológicos es desde este lado de la orilla
Atlántica desde donde salen las “incomodas ideas” que se están
convirtiendo en referencia de futuro, por cierto, también inevitables, para los
sub-conjuntos sociales que no solo se ven afectados por políticas
inquisitoriales (léase: conservadoras católicas) sino por realidades económicas de “siervos de
gleba” (léase: políticas actuales de Rajoy y del partido Popular español).
Realidades objetivas que unos ven (léase: los chavistas) y otros callan
evitando confrontarse con sus conciencias naturales (léase: los majunches).
En
ese orden, la tesis que Barack Obama propuso en Trinidad y Tobago de “dejar atrás” la Historia tiene dos (2)
importantes lecturas: el mensaje oficial que Washington dirigió a los países
del conjunto que “el país adalid de la democracia representativa” arropó bajo
la “Doctrina Monroe”; y, aquella
lectura no oficial cuando Barack Obama
estaba pensando en el pueblo estadounidense y su permanencia en la Casa Blanca;
ambas lecturas estarían presentes tanto en el consciente de Obama como en su
inconsciente según los paradigmas de la “nueva política Obama” (José Vicente
Rangel dixit). Nos explicamos.
En
primer lugar, deberíamos preguntarnos porqué el Poder (Müller Rojas proponía)
decidieron que un afro-americano alcanzara el ser el huésped temporal en y de
la Casa Blanca y todo el significado ideológico que ello implica en el marco de
los paradigmas ideológicos del “Oval Room”
porque Barack Obama es un afro-descenciente
auténtico; es decir, su padre nacido en
África; es decir, Barack Obama es afro-americano
de primera generación. Barack Obama, además, no nació en el continente de
los EEUU de América y vivió en un país islámico (léase: Indonesia); todas estas
variables y realidades son, permanentemente, referidas por los conservadores
cristiano-protestantes y por esos sectores de la sociedad estadounidense que no
solo son racistas sino que desde el 11 de septiembre han asumido su militante
anti-islamismo que es condimentado por los sectores del sub-conjunto judío-americanos,
como les agrada calificarse. Ello nos obliga a preguntarnos: ¿aún la sociedad
estadounidense no ha superado las realidades históricas que significaron la
esclavitud, la Guerra Civil, Martin Luther King y sus históricas consecuencias
como Vietnam, Iraq, Afganistán que impactan al estamento militar en tal
magnitud que la organización Rand expresa preocupaciones por los suicidios
cotidianos entre los soldados y otros militares? ¿Aún los EEUU de América sigue
siendo un país dividido entre el norte industrial y el sur esclavista cual está
dividido, socialmente, entre blancos, afro-descendientes, migrantes, asiáticos
y aquel millón de suecos que migraron en 1900, a lo que se
adicionaría las realidades ya históricas socio-económicas de los sub-conjuntos de
afro-americanos y pueblos originarios con derechos históricos, aceptados,
circunstancialmente, por el status quo del blanco inglés protestante y
calvinista y agudizados en las realidades actuales de crisis financiera del
sistema capitalista estadounidense? ¿Cuál es la diferencia paradigmática y
estructural entre Barack Obama y Mick Romney? Por último, nos inquirimos sí aún
están presentes los paradigmas de la Historia, del inconsciente
colectivo y de la alienación capitalista que han tenido y aún mantienen un
importante efecto en las realidades socio-cotidianas de ese Imperio moderno en
decadencia cual nació con ideas e influencias masónicas y que vienen siendo
desplazadas por una conjunción colectiva de contradicciones en el marco
referencial de lo imperial-románico, del
ideario del sacro-imperio-romano-germánico
obligantes para su super-estructura tanto como Imperio como en su praxis
imperialista. Es decir, nos referimos al obligado regreso de los “Vengadores”,
de Mickey Mouse y su troupe, del “american way of life” y ese cristianismo
fundamentalista sureño que estaría evolucionando en su camino hacia el “norte
industrial” (desgraciadamente no existe un Asterix y un Obelix en puertas). En
ocasiones esas realidades yanquis nos recuerdan aquellos emperadores romanos de
la Hispania que gobernaron el Imperio Romano en carreras descendentes y
perseguidoras de aquellos cristianos que venían desplazando las ideologías
olímpico-greco-romanas.
Negar la Historia es, por tanto y por lo menos, una actitud
estúpida porque las sociedades americanas podrán estar alienadas pero las
nuevas realidades ideo-políticas que se están desarrollando y que inevitable se
impulsan por y con el ejemplo de los países miembros del ALBA están,
cotidianamente, socavando esa alienación (léase: conciencia seudo-capitalista)
que significa, esa alienación, el negar la propia Historia en sus caminos de
obligado comportamiento en esas las sociedades americanas que no evitan, dichas
sociedades, traer al consciente aquellas realidades socio-históricas con importantes
impactos socio-económicos cuales están profundamente impresas en los ADN de
esas sociedades americanas y que solo necesitaban el estímulo de una referencia
real, tangible y factible que destruyera los muros inconscientes que
rodeaban esas historias propias-telúricas. Por ejemplo, los países originarios
americanos han venido no solo rescatando sino descubriendo sus realidades socio-históricas
pre-colombianas y los paradigmas impuestos por la sociología estadounidense
gracias a la ideología contenida en la “Doctrina Monroe”. En ese marco
referencial con solo mirar al sur del continente americano las expresiones del
pueblo mapuche por la telúrica aspiración del rescate de sus tierras
ancestrales nos obligan a tener que aceptar que la Historia no se la puede esconder
en la ideología imperante. Un otro ejemplo, sería la inauguración en fechas no
muy lejanas del Museo Nacional de los Indios Americanos (National Museum of the
American Indian) en Washington, claro, como parte del Smithsonian Institute,
después de años de lucha por lograrlo (1996) que afronta a Búfalo Bill y los
poderes washingtonianos que impulsaron la “Conquista del Oeste”. Recientemente,
en algún portal, conocimos la importancia por bravura de los comanches cuando
se enfrentaban a los “colonos con biblia, pistolas y winchester”.
Pero
en esos marcos referenciales, nos volvemos a preguntar los porqué de la
propuesta de Barack Obama de no solo proponernos a las sociedades al sur del
río Bravo que olvidemos nuestra Historia sino también la de no recordarla (como
lo propone Henrique Capriles Radonski y su “dream team”) cuando ellos, es
decir, los estadounidenses y las derechas criollas, motivados por el Poder y
las obligaciones y adhesiones al Imperio-imperialismo estadounidense vienen
rescatando de su historia-alienación, los unos, aquellos personajes que
sustentaron el “american way of life”,
la de héroes con destinos manifiestos mundiales que buscaban y regresan para
imponer su democracia “chucuta” (don Rómulo Betancourt decía) al mejor estilo
del Comodoro Perkins y, los otros, el mayamerismo criollo.