lunes, 1 de octubre de 2012

Querido amigo opositor…

Ven, vamos a hablar un ratico, te invito a conversar de política. No te
asustes, no voy a intentar convencerte de que votes por Chávez, no pretendo
que a estas alturas saltes la talanquera. Al contrario, tienes todo el
derecho a disentir del Gobierno mientras no olvides que fue elegido por la
mayoría de los votantes venezolanos. De eso se trata la democracia ¿no?, de
respetar la opinión de la mayoría y también de las minorías. Fíjate que es
algo que debemos valorar porque muchos países no tienen esta oportunidad.
El pueblo de Inglaterra, por ejemplo, tiene el mismo Jefe de Estado desde
hace 60 años (la Reina Isabel II) y tampoco puede escoger su Primer
Ministro por voto universal.

Te conozco bien porque te veo todos los días: Estás en mi familia, en mi
trabajo, en la plaza, en el mercado… Normal, la última vez que nos contamos
alcanzaron el 37% de los votos válidos, que no es poca cosa. Sin embargo,
durante años te han hecho creer que formas parte de una mayoría virtual,
aunque no sea cierto. Por eso son buenas las elecciones, para volver a
contarnos cada cierto tiempo y reconfirmar la voluntad de la verdadera
mayoría.

Conozco las “razones” o más bien las emociones, de tu furibundo
antichavismo. He visto el desprecio, la rabia y hasta el odio visceral, que
te produce la sola imagen del Presidente. Te he escuchado maldecirlo,
insultarlo y hasta desearle la muerte. Te he visto alegrarte con su
enfermedad y lamentar su recuperación. Te he oído despotricar de todas sus
decisiones y rechazar automáticamente todo lo que te huela a Gobierno. Te
he escuchado quejarte de que Chávez habla demasiado, pero hace años
decidiste no volver a escucharlo.

Está bien, no es monedita de oro. Pero aunque no te guste ni un poquito es
el Presidente de tu país. Sus decisiones te tocan directa o indirectamente,
por lo que deberían importarte. Sin embargo, tú escogiste informarte de
mala fuente: a través de rumores y chismes de tus amigos opositores, a
través de información tergiversada (televisada o impresa) antes que hacerlo
de primera mano. Esa es tu decisión y aunque te ahorraría muchos disgustos
nadie puede obligarte a escucharlo o leer sus declaraciones en contexto, ni
que hagas el esfuerzo de estar mejor informado, ni que intentes corroborar
lo que escuchas o lees.

Tu problema es que cuando aceptaste conformarte con una sola versión de
los hechos comenzaste a renunciar, sin darte cuenta, a ser ciudadano.
Discúlpame la franqueza, pero no se puede ser ciudadano y rebaño al mismo
tiempo. Y cuando uno vive en sociedad y deja de ser ciudadano, delega el
entendimiento de los fenómenos políticos, delega la soberanía mental,
entrega su propia independencia. Y de allí a entregar la Independencia de
su país “hay un camino” bien cortico. Finalmente, incapaz de razonar
políticamente, de dialogar con argumentos, terminaste siendo presa de los
perros de la política.

Sé que estás convencido de que “ese señor” llegó a la presidencia por
culpa de los errores de la 4ta. República y que se ha mantenido tanto
tiempo a causa de los errores de la misma oposición. Déjame recordarte que
mientras tú sientes que tienes que “calártelo” como si estuviera allí
solamente para hacerte infeliz a ti, varios millones de venezolanos
agradecen todos los días por tener el Presidente que tienen.

Sé que nunca te sentiste más optimista que ahora. Por primera vez sientes
que ahora sí hay un camino para salir de Chávez, crees que estás a punto de
despertar de una larga pesadilla. Pese a lo que dicen todas las encuestas
de algún prestigio, te has dejado convencer de que esta vez no puedes
perder. No quisiera cuestionar tus emociones ni sabotear tu esperanza.
Estoy seguro que después del 7 de octubre podrás comprender mejor lo que
voy a decirte, pero por favor escucha esto…

Esa transfusión de esperanza artificial te está distorsionando la
percepción, te obnubila la conciencia, te bloquea el razonamiento y peor
aún te impide ver el riesgo que trae consigo cuando traten de hacerte creer
que ustedes ganaron pero hubo un horrendo ¡FRAUDE! orquestado por el
rrrrrégimen.

Comprendo que es prácticamente imposible mostrar a alguien los defectos
del ser de quien se ha enamorado. Víctimas de Cupido, la mayoría de los
enamorados ven lo que quiere ver, se resisten a ver lo que no quieren y
sólo desean escuchar las bondades de su objeto amado. Lo trágico, en este
caso, es que tu Cupido habla inglés y a través de todos los medios a su
servicio lleva años disparando flechas envenenadas que en lugar de amor
hacen florecer el odio.

Te han manipulado con una idea distorsionada de democracia. Te han dicho
que se ésta se trata de ser libres para pensar, para hablar y expresar
“tus” ideas por cualquier medio. Pero se hacen los locos con la parte
difícil de la democracia. Eso que llaman “tolerancia”. Eso que nos permite
convivir en sociedad a pesar de las diferencias, que es una de las
condiciones para que siga existiendo democracia y, sobre todo, para que
haya paz.

Amigo opositor, podemos estar en desacuerdo en muchas cosas, pero estoy
seguro de que al igual que yo, tú también quieres que en Venezuela haya
paz. Es cierto que algunos opositores fanáticos han llegado a invocar que
nos invadan los marines; que el alcohol corra primero por las venas para
que después la sangre corra por las calles; que aquí lo que hace falta para
salir de Chávez son unos cuantos muertos en alguna manifestación. Es verdad
que algunos han contratado francotiradores y paramilitares; es verdad que
en este instante muchos le imploran a Dios o al diablo que antes del 7 de
octubre termine de ocurrir ese bendito evento catastrófico que cambie la
conciencia de los indecisos, pero estoy seguro que tú, siendo una persona
sensata, no estás de acuerdo con esos… ¿excesos?

Y estoy seguro de eso porque nadie en su sano juicio puede desear que
falte la paz en el lugar donde vive, donde viven sus padres, donde viven
sus hijos, donde viven sus seres queridos. Habría que ser muy imbécil o
estar psicológicamente muy enfermo para desear algo diferente a la paz. A
menos que de verdad no nos importe un comino este país y tengamos la
posibilidad de irnos en cualquier momento con toda nuestra familia al
extranjero.

El día del simulacro del CNE escuché a tres señoras conversando. Acababa
de pasar un grupo de motorizados con banderas, franelas y gorras rojas y en
un arrebato de franqueza una de ellas, comentó: *“…No los sopoooorto, es
algo más fuerte que yo, pero cuando los veo lo que me provoca es entrarle a
patadas”*. Acto seguido, en tono de quien no mata una mosca, agrega: *“les
juro que yo no soy así, yo soy la persona más pacííííífica del mundo, pero
cuando veo esa gente no sé qué me pasa”*.

Le respondí en mi mente: *yo sí sé lo que le pasa señora, esa enfermedad
que Ud. padece se llama sobredosis de Globovisión*. También podría ser de
El Universal, de Tal Cual, de El Nuevo País o todos los anteriores. En fin…
sobredosis de realidad virtual distorsionada. Sobredosis de odio inoculado.
Te sonará exagerado, pero lo que esa señora padece es la fase terminal de
una operación de guerra psicológica dirigida contra Chávez pero, sobre
todo, contra la Independencia Nacional, que ya tiene más de una década de
bombardeos sistemáticos.

En contraste con el comentario de esa pobre señora, que en el fondo es una
víctima de la guerra que el Imperio nos ha declarado, quiero contarte una
pequeña anécdota, que le escuche a un amigo militar. Su hijo de 22 años le
preguntó recientemente: -*¿Papá por qué tú eres tan chavista si el gobierno
a ti no te ha dado ni siquiera una casa?* *-Mira hijo, es vedad que el
Gobierno no me ha dado casa y gracias a Dios tuve la oportunidad de
comprármela yo mismo; pero ¿sabes una cosa? Yo he visto entregar cientos de
casas a gente que de otro modo jamás habría podido tenerla y eso me hace
inmensamente feliz. *

Esa respuesta me hizo recordar al “loco” Simón Rodríguez, cuando
decía: *Piensa
en todos para que todos piensen en tí*. Allí está la clave del país que
estamos construyendo. Desde esa altura no se ve por ningún lado “el camino”
de la oposición venezolana, porque hace rato que se fue por un abismo: El
abismo de la dictadura neoliberal que está arrasando Europa. El abismo del
que los venezolanos nos hemos salvado, precisamente, gracias a Hugo Chávez.

Lo último que quiero pedirte, aunque te suene feo, es que te prepares para
perder el próximo 7 de octubre. No es que yo sea adivino, pero es claro que
perderán por las mismas razones que han perdido todas las elecciones
presidenciales desde hace 14 años. ¿Quieres saber por qué? Porque tus
líderes son egoístas, porque su camino es groseramente capitalista y
porque, pese a todos los esfuerzos de ese diabólico Cupido, no son mayoría.

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Lic. Rosa Cristina Báez Valdés