Por: Jean-Guy Allard
Hugo Llorens, el embajador de EE.UU. en Honduras que admitió haber participado en reuniones donde se discutieron los planes de golpe antes del secuestro del presidente Zelaya, es un cubanoamericano emigrado a Miami con la operación Peter Pan de la CIA.
Especialista en terrorismo, era director de Asuntos Andinos del Consejo Nacional de Seguridad en Washington cuando sucede el golpe de estado contra el presidente Hugo Chávez.
En sus primeros años de actividad diplomática se radicó una primera vez en Honduras como consejero económico y luego pasó a La Paz, Bolivia, con el mismo título. Seguirá bajo la etiqueta de agregado comercial en el Paraguay de la dictadura de Stroesner y más tarde aparecerá en San Salvador como coordinador de narcóticos, otra de sus especialidades.
En un salto inesperado a otra parte del mundo, el multifacético Llorens se fue entonces a Filipinas de simple funcionario consular. De regreso al continente americano, será durante tres años cónsul general de Estados Unidos en Vancouver, Canadá, y allí se consagra a crear una estación llamada "multiagencias" que logra la apertura, en el propio consulado, de locales del FBI, de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego, ATF, y del Servicio de Aduanas de EE.UU. Sin olvidar representaciones del Servicio Secreto y de Seguridad del Departamento de Estado. Todo bajo el tema de la lucha contra el terrorismo y de la delincuencia internacional.
AL LADO DE ELLIOT ABRAMS Y OTTO REICH
La Casa Blanca de George W. Bush captará el astuto Llorens en el 2002 como nada menos que Director de asuntos andinos del Consejo Nacional de Seguridad en Washington, D.C., lo que lo convierte en principal asesor del Presidente sobre Venezuela.
Ocurre que el golpe de estado del 2002 contra el presidente Hugo Chávez se produce mientras Llorens se encuentra bajo la autoridad del Subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos, Otto Reich, y del muy controvertido Elliot Abrams.
El también cubanoamericano Reich, protector del cabecilla terrorista Orlando Bosch, había sido por tres años embajador de EE.UU. en Venezuela, desde 1986 a 1989, y decía "conocer el terreno".
Desde el Departamento de Estado, Reich dio su apoyo inmediato al Michiletti venezolano, Pedro "El Breve" Carmona, y a los militares golpistas.
Otto Reich, integrante del círculo de los ex halcones desplumados de la Casa Blanca, sigue siendo uno de los personajes más influyentes de la fauna mafiosa de Miami. Su nombre circula hoy entre los posibles conspiradores de la pandilla golpista de Tegucigalpa.
En julio del 2008, Llorens es nombrado embajador en Honduras en sustitución de Charles "Charlie" Ford, un personaje que tuvo la tarea poco grata de proponer, a sugerencia de Bush, que Posada Carriles viniera a vivir en Honduras. Zelaya contestó que no, rotundamente, y "Charlie" tuvo que informar a sus jefes que tenían que continuar viviendo con su papa caliente.
YA EL GENERAL VASQUEZ SE SENTÍA "SOLICITADO"
Tras la llegada de Llorens a Tegucigalpa, el 12 de septiembre del 2008, el presidente Zelaya, ante el hecho de que Bolivia acababa de expulsar al representante de EE.UU., por sus actividades de injerencia, se negó a recibir las credenciales del nuevo embajador como gesto de solidaridad.
Ocho días después, Zelaya recibió a Llorens y le expresó el malestar de su gobierno "con lo que sucede con el país más pobre de Sudamérica."
Llama la atención un acontecimiento ocurrido en esos días. El 22 de septiembre, mientras se manifiesta el "malestar" de Zelaya, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras, general Romeo Vásquez, el mismo jefe golpista que hoy sostiene a Micheletti, declara a la prensa local que "hay personas interesadas en deponer al presidente Manuel Zelaya".
Comenta el militar fascista que el mandatario "enfrenta críticas por los acuerdos realizados con Venezuela, Bolivia y Nicaragua" y que "nos han buscado para botar al Gobierno".
"Pero somos una institución seria y respetuosa, y respetamos al señor Presidente como nuestro comandante general y nos subordinamos a la ley'', aseveró con la mayor hipocresía quien ordena ahora a sus tropas disparar contra el pueblo.
El 22 de junio último, el diario La Prensa reveló que la noche anterior tuvo lugar una reunión entre los políticos influyentes del país, jefes militares y el embajador Llorens, bajo el aparente propósito de "buscar una salida a la crisis". La de la consulta popular promovida por Zelaya.
The New York Times confirmaba luego que el Secretario de Estado Adjunto para asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas A. Shanon, así como el embajador Llorens, habían "hablado" con altos oficiales de las fuerzas armadas y con líderes de la oposición sobre "cómo derribar al Presidente Zelaya, cómo arrestarlo y qué autoridad podría hacerlo".
Especialista en terrorismo, era director de Asuntos Andinos del Consejo Nacional de Seguridad en Washington cuando sucede el golpe de estado contra el presidente Hugo Chávez.
En sus primeros años de actividad diplomática se radicó una primera vez en Honduras como consejero económico y luego pasó a La Paz, Bolivia, con el mismo título. Seguirá bajo la etiqueta de agregado comercial en el Paraguay de la dictadura de Stroesner y más tarde aparecerá en San Salvador como coordinador de narcóticos, otra de sus especialidades.
En un salto inesperado a otra parte del mundo, el multifacético Llorens se fue entonces a Filipinas de simple funcionario consular. De regreso al continente americano, será durante tres años cónsul general de Estados Unidos en Vancouver, Canadá, y allí se consagra a crear una estación llamada "multiagencias" que logra la apertura, en el propio consulado, de locales del FBI, de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego, ATF, y del Servicio de Aduanas de EE.UU. Sin olvidar representaciones del Servicio Secreto y de Seguridad del Departamento de Estado. Todo bajo el tema de la lucha contra el terrorismo y de la delincuencia internacional.
AL LADO DE ELLIOT ABRAMS Y OTTO REICH
La Casa Blanca de George W. Bush captará el astuto Llorens en el 2002 como nada menos que Director de asuntos andinos del Consejo Nacional de Seguridad en Washington, D.C., lo que lo convierte en principal asesor del Presidente sobre Venezuela.
Ocurre que el golpe de estado del 2002 contra el presidente Hugo Chávez se produce mientras Llorens se encuentra bajo la autoridad del Subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos, Otto Reich, y del muy controvertido Elliot Abrams.
El también cubanoamericano Reich, protector del cabecilla terrorista Orlando Bosch, había sido por tres años embajador de EE.UU. en Venezuela, desde 1986 a 1989, y decía "conocer el terreno".
Desde el Departamento de Estado, Reich dio su apoyo inmediato al Michiletti venezolano, Pedro "El Breve" Carmona, y a los militares golpistas.
Otto Reich, integrante del círculo de los ex halcones desplumados de la Casa Blanca, sigue siendo uno de los personajes más influyentes de la fauna mafiosa de Miami. Su nombre circula hoy entre los posibles conspiradores de la pandilla golpista de Tegucigalpa.
En julio del 2008, Llorens es nombrado embajador en Honduras en sustitución de Charles "Charlie" Ford, un personaje que tuvo la tarea poco grata de proponer, a sugerencia de Bush, que Posada Carriles viniera a vivir en Honduras. Zelaya contestó que no, rotundamente, y "Charlie" tuvo que informar a sus jefes que tenían que continuar viviendo con su papa caliente.
YA EL GENERAL VASQUEZ SE SENTÍA "SOLICITADO"
Tras la llegada de Llorens a Tegucigalpa, el 12 de septiembre del 2008, el presidente Zelaya, ante el hecho de que Bolivia acababa de expulsar al representante de EE.UU., por sus actividades de injerencia, se negó a recibir las credenciales del nuevo embajador como gesto de solidaridad.
Ocho días después, Zelaya recibió a Llorens y le expresó el malestar de su gobierno "con lo que sucede con el país más pobre de Sudamérica."
Llama la atención un acontecimiento ocurrido en esos días. El 22 de septiembre, mientras se manifiesta el "malestar" de Zelaya, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras, general Romeo Vásquez, el mismo jefe golpista que hoy sostiene a Micheletti, declara a la prensa local que "hay personas interesadas en deponer al presidente Manuel Zelaya".
Comenta el militar fascista que el mandatario "enfrenta críticas por los acuerdos realizados con Venezuela, Bolivia y Nicaragua" y que "nos han buscado para botar al Gobierno".
"Pero somos una institución seria y respetuosa, y respetamos al señor Presidente como nuestro comandante general y nos subordinamos a la ley'', aseveró con la mayor hipocresía quien ordena ahora a sus tropas disparar contra el pueblo.
El 22 de junio último, el diario La Prensa reveló que la noche anterior tuvo lugar una reunión entre los políticos influyentes del país, jefes militares y el embajador Llorens, bajo el aparente propósito de "buscar una salida a la crisis". La de la consulta popular promovida por Zelaya.
The New York Times confirmaba luego que el Secretario de Estado Adjunto para asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas A. Shanon, así como el embajador Llorens, habían "hablado" con altos oficiales de las fuerzas armadas y con líderes de la oposición sobre "cómo derribar al Presidente Zelaya, cómo arrestarlo y qué autoridad podría hacerlo".