Miguel Ángel del Pozo
El conductor del programa “Dossier”, Walter Martínez, comunicó, pedagógicamente, la importancia del “Estrecho de Ormuz” y su relación con las vías marítimas por donde “navegan” los supertanquero (VLCC & ULCC) hacia el Golfo de Méjico. Seguramente, por razones de su ética profesional, nos seguirá informando, además de los tiempos, sobre los costos por barril y sus diferenciales con respecto al crudo venezolano colocado en las costas norteamericanas del Golfo de Méjico; así mismo, informarnos sobre las rutas desde Ormuz hasta las costas occidentales norteamericanas (estado de California) pasando por lugares sensibles como son el “Estrecho de Malacca”, centro de piratería, y las rutas marítimas del Mar del Sur de China. Con esta pedagógica información, Walter Martínez, nos irá instruyendo las importantes razones geoestratégicas y geopolíticas de nuestro petróleo con respecto al mayor centro de consumo actual como son los Estados Unidos de América y las obligatorias consecuencias cuando las exportaciones de crudo venezolano tengan mayor presencia en Asia y el Pacifico.
Para el caso concreto que nos ocupa, nos referiremos a los Estados Unidos de América. Lo hemos expuesto en anteriores textos sobre las realidades futuras en las que se verá, obligatoriamente, envuelto el Poder (Mûller Rojas dixit) norteamericano; ello implicaría acuerdos, de ser posibles, a lo interno de la Trilateral. En ese escenario, las contradicciones que resulten de los procesos actuales de reingeniería del sistema capitalista podrían ser “minimizadas” en función de los intereses del “Capital”; pero las realidades de China y la India, con sistema y culturas sensiblemente diferentes aparte de su ubicación geográfica podrían provocar asimetrías que afectarían el “natural” proceso del sistema capitalista en el tiempo del siglo XXI. Además, las realidades de la Comunidad Europea la obligaría a alcanzar acuerdos con Rusia y los países de Asia Central que permitan que la producción del crudo de aquella zona geográfica se pueda “repartir”, como buenos hermanos, con la India, China, Japón y los Tigres en función de las realidades actuales en lo que respecta a la “construcción, posicionamiento geográfico de los oleoductos y gasoductos, y las necesidades nacionales de crudo de los países mencionados”. Regresando a lo expuesto por Walter Martínez sobre el “estrecho de Ormuz”, significaría que las “reservas y producción” de crudo de la región Arábiga se repartirían según acuerdos previos alcanzados entre las partes “productores/consumidores”.
Las asimetrías, en lo que concierne a los intereses del Poder y el Gobierno de los Estados Unidos de América, serían los “costos por barril producido/transportado/transformado” vis a vis la producción de bienes de capital y de su consumo frente a los competidores: India, China, Brasil, además de sus importantes mercados de consumidores de sus propios bienes de consumo masivo, simplemente, por mencionar.
En el marco de ese escenario, esos “costos” referidos, tendrían un impacto supremamente importante si se equilibran con las distancias del transporte de crudo desde los centros de producción hasta los centros de transformación del crudo “aguas abajo”, bien referidas por Walter Martínez. Ahora bien, si además algunos centros de transformación del crudo “aguas abajo” son de propiedad del país productor, como es el caso concreto de la República Bolivariana de Venezuela con su compañía CITGO, se mantiene una muy sutil dependencia por parte del “Poder” referido con un país cuyo gobierno está desarrollando una “política social y socialista” que entra en contradicción con el estadio más primitivo del sistema capitalista y de las políticas de “Dependencia” sustentada en aquella famosa frase de Monroe: “América para los americanos”.
El “Poder” y el establecimiento de los Estados Unidos de América incluido el Gobierno del partido huésped en la Casa Blanca, sea el republicano, sea el demócrata, están obligados, como política de Estado, buscar las soluciones imperativas para la “SuperPotencia” norteamericana; es su supervivencia, estúpido!!!.
Claro, estamos refiriéndonos a los Estados Unidos de América y toda su “parafernalia” económica, financiera, tecnológica, ideológica y, por supuesto, militar; para nada tienen todo un sistema estructurado para “convencer e imponer” sus criterios ideológicos, políticos, económicos y militares que como “superpotencia” tienen la “obligación y la creencia” que deben ejecutar. Esto es necesario tenerlo presente porque, entonces, no podríamos entender la lógica del Poder y sus ejecutorias. En ese contexto, trasladándonos de lo “macro” a lo “regional”, es decir, de las ejecutorias cotidianas que como “superpotencia” ejercen los Estados Unidos de América a nivel global para trasladarnos a las realidades de eso que ellos consideran como sus “provincias romanas”, es decir, para podernos entender, cuando nos referimos a “provincias romanas” estamos mirando a todos y cada uno de los países al sur del Rio Bravo, sin excepciones. Quien (naîve) piense que a “ellos no les toca esa política imperial” mejor que se trasladen a otro continente y cuanto más lejos mejor.
El sistema capitalista ha evolucionado, particularmente, durante el último cuarto del siglo XX; para ubicarnos, políticamente, desde el Gobierno de Ronald Reagan. Una de las políticas equivocadas de los Estados Unidos de América, a nuestro modesto entender y tratando de alcanzar cierto grado de objetividad, fueron las fuertes e importantes inversiones y traslado de fabricas norteamericanas al “mercado chino”. El desarrollo de las “fuerzas productivas” chinas y la transferencia de tecnológicas norteamericanas de diferentes generaciones junto a las decisiones similares de la Comunidad Europea, han permitido que la economía china haya crecido a cifras ya conocidas, más aun, manteniendo esos índices de crecimiento aun en plena crisis del sistema capitalista actual. En sencillas palabras, China ha entrado en el escenario mundial requiriendo crudo y materias primas que van, paulatinamente, compitiendo tanto con los norteamericanos como con los europeos. El crecimiento es tan importante y la objetividad de la política del Estado chino es tan “china”, que su gobierno decidió tanto invertir en América Latina como alcanzar acuerdos fundamentales con Rusia en los rubros y debilidades de su Estado.
En ese escenario, el Poder y el Gobierno norteamericano se “toparon con su realidad y sus propias debilidades”. Si el Gobierno de la 4ta República se hubiera mantenido como poder, los actuales problemas del Ejecutivo norteamericano, no se hubieran expresado o se hubieran expresado de forma diferentes pero no alcanzando “fuertes contradicciones”. Pero la realidad actual al sur del Rio Bravo está en fuerte contradicción con las Administraciones Bush y Obama; en fuertes contradicciones con algunos países y sus pueblos y gobiernos, en otros países con sus pueblos y organizaciones sociales. Consideramos, en el marco de esas realidades, que el Poder diseñó un accionar político-militar inteligente pero siempre considerando que los pueblos americanos iban a ser subyugados, controlados y/o con manifestaciones “apáticas”.
En el marco de ese diseño de política de Estado norteamericano y su implementación geopolítica en la Región al sur del Rio Bravo incluido El Caribe requería que se consolidara un “eje político-militar y geoestratégico” en una zona geográfica desde una “cabeza de playa”. Evidente que esa “cabeza de playa” está presente en Colombia gracias al “Plan Colombia” (o como diablos se llame ahora). Al “Plan Colombia” se le agregó a Méjico, bajo las tesis de los “estados fallidos”, el “Plan Mérida” mejicano donde el ejercito mejicano ha venido cumpliendo misiones de “policías” combatiendo “militarmente” a los grupos sociales que controlan el tráfico y producción de estupefacientes pero, hasta ahora, la función del ejercito mejicano no ha actuado en contra de los traficantes de armas desde los estados norteamericanos fronterizos con Méjico. En ese cuadro geopolítico y después de la transferencia de la Flota caribeña norteamericana al estado de la Florida, era obligatorio alcanzar el necesario control (indirecto) del Canal de Panamá y su futuro ensanchamiento para buques de mayor tonelaje. Esto lo han logrado gracias al triunfo en las elecciones presidenciales de reciente data ganadas por las derechas panameñas. Habría que preguntarse quiénes han estado detrás de ese triunfo y quiénes y cómo se van a beneficiar de dicho gobierno de las derechas panameñas. José Vicente Rangel, en su programa dominical, “José Vicente hoy”, en su sección de los “Confidenciales”, en reiteradas ocasiones, ha mencionado sobre los acercamientos de las derechas golpistas venezolanas al recién estrenado gobierno de derechas panameño para alcanzar ciertos acuerdos tanto en radiodifusión como finanzas-seguros en Panamá. Reiteramos nuestra pregunta ¿Por qué del golpe militar-civil en Honduras? ¿Consolidar el posicionamiento de la base norteamericana en aquel país? ¿El futuro canal interoceánico será en Panamá o en Nicaragua?
A ese eje geoestratégico que titula este trabajo, se requería de la presencia del gobierno del Perú como “factor bisagra” en una zona conflictiva tanto con Chile como con Bolivia además de ser zona fronteriza con Brasil. Consideramos que el avance que realizó el Gobierno peruano para penetrar la Amazonia peruana y entregarla a las trasnacionales norteamericanas terminó en fracaso gracias y por la “dignidad de los pueblos originarios” (Cultura) peruanos. Si aquello hubiera tenido el éxito que esperaban las derechas peruanas, seguramente, los puertos peruanos hubieran servido de lugar de abastecimiento para cualquier buque de guerra norteamericano y/o de otros países con los cuales el Pentágono y la Casa Blanca hayan alcanzado acuerdos “públicos y secretos” (ambos oficiales que promocionan el concepto y la praxis del Imperialismo) que patrullarán la zona occidental del continente suramericano con las consecuencias geoestratégicas lógicas.
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