martes, 23 de septiembre de 2008

LA EDUCACIÓN POPULAR, ESTRATEGIA PARA CONSOLIDAR EL PODER POPULAR (I)
Rafael Angulo Ruiz *

Antecedentes
Mucho antes de que nuestro presidente y comandante del proceso revolucionario bolivariano hiciera mención de los cinco motores, algunas organizaciones populares venían haciendo un trabajo con las uñas, relacionado con algunos de ellos. Muchos revolucionarios y revolucionarias y gente progresista, trabajaban con el tercer motor, referido a profundizar la moral y las luces por considerarlas como la base de la formación de una nueva república, y por ende, de nuevos republicanos y republicanas que pudiesen consolidar un nuevo proyecto político, económico, social y cultural.
Remontándonos a los orígenes de estas propuestas en Venezuela, podemos afirmar que fueron Simón Rodríguez y nuestro Libertador Simón Bolívar, quienes asumieron estas ideas y vislumbraron la importancia de la educación en el proceso de consolidación de las repúblicas libertadas. Es así como Bolívar y Rodríguez trataron de imponerse a las élites que pensaban que la “buena educación” era sólo para ellas y al pueblo había que darle una educación autoritaria que lo sometiese. El Libertador se planteó el carácter democrático de la educación, la igualdad de oportunidades para todos y todas, de allí que insistiera continuamente en el carácter General de la educación para que fuese realmente SOCIAL.
Hacia 1840, Simón Rodríguez, en la introducción de una de sus obras publicada en Chile ya hace mención del término Educación Popular, al expresar que el objeto que perseguía el autor en ese libro denominado Sociedades Americanas, era “la Educación Popular y por popular se entiende General” (Esto se recoge en el libro Inventamos o Erramos, publicado en 1985 por Monteavila, en la pág. 71).
Esa visión del maestro de dotar de las herramientas necesarias a todos los ciudadanos y ciudadanas de las repúblicas liberadas, a través de la Educación para consolidar la independencia, la refuerza con las siguientes frases que recogemos del mismo libro,
“Napoleón quería gobernar al género humano, Bolívar quería que se gobernara a sí mismo y YO (Simón Rodríguez), quiero que aprenda a gobernarse” .
Podemos darnos cuenta que Simón Rodríguez, también conocido como Samuel Robinson (su nombre clandestino) se planteaba la necesidad de desarrollar un proceso educativo nacido desde las propias raíces del pueblo AMERICANO. No seguir ciegamente las “luces” que venían desde Europa, sino construir unas bases para unas repúblicas constituidas fundamentalmente por indígenas, afrodescendientes y unos pocos blancos. Es decir, una nueva cultura que estaba en proceso de formación.
La desesperación de Simón Rodríguez, era pues, vislumbrar que seguir educando totalmente con los “valores” europeos, era castrar las nacientes repúblicas liberadas, de allí que exhortase a sus colegas maestros a que “¡enseñen a nuestros niños a ser preguntones!, porque conociendo el por qué de las cosas que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la RAZÓN y no a la AUTORIDAD como los limitados, ni a las COSTUMBRES como los estúpidos” (pág. 27 del mismo libro mencionado anteriormente).
No es casual pues, que aunque se haya derrotado militarmente al Imperio Español, no se haya podido consolidar la República con la visión bolivariana, entre otros factores, porque los nuevos gobernantes se convirtieron en oligarquías (gobierno de unos pocos y no de la mayoría) que a través de los políticos y militares de la época, no quisieron aceptar las estrategias de Simón Rodríguez para formar a las mayorías como ciudadanas y ciudadanos críticos, e impusieron una educación impuesta por el autoritarismo y el temor, así como por las costumbres de la sociedad española. Es decir, nos formaron para que fuésemos LIMITADOS y ESTUPIDOS.
En la próxima entrega nos referiremos a la oportunidad que significa la Educación Popular en el actual Proceso Revolucionario Bolivariano.

* Coordinador de El Salitre