domingo, 3 de noviembre de 2013

“DEL 27 DE FEBRERO DE 1989 AL 04 DE FEBRERO DE 1992”: REFLEXIONES


Miguel Ángel del Pozo

El Comandante en Jefe, nuestro Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías, consideraba que el 27 de febrero (1989) sustentó las realidades del 04 de febrero (1992). Desde un análisis estrictamente político y político-militar dicha aseveración estaría muy bien sustentada pero los historiadores nunca-jamás nos contentamos con quedarnos en el “hecho histórico” sino que necesitamos rebuscar los orígenes del hecho histórico referido para tratar de alcanzar lo imposible: “la objetividad histórica”. En ese orden, tratar de alcanzar la objetividad histórica es, probablemente, el único reto inalcanzable que tiene el historiador más cuando en vez de analizar el “hecho histórico” desde la óptica positivista tratamos de sustentar nuestras argumentaciones en el análisis dialéctico que los “camaritas” rusos definieron en el marco la “Dialéctica Histórica” como el “materialismo histórico”. Para su mejor comprensión sería como tratar el 27 de febrero (1989), estrictamente, como “el hecho histórico” más importante de la política revolucionaria venezolana después de la “derrota de la guerrilla de los años 60” sin inter-entre-lazarlo con realidades históricas precedentes; algo así como la explosión de un volcán sin conocer los motivos reales de los porqué de esa explosión geográfica. La más “acurate” descripción del “hecho histórico”, sería el texto de Edward H. Carr en su libro: “¿Qué es la Historia?”
Lo anterior nos permite comenzar a desarrollar la inter-relación entre el 27 de febrero (1989) y el 04 de febrero (1992) pero, al tiempo, tratar de comprender las razones socio-políticas y socio-económicas que llevaron a la expresión pública de la primera referencia y tratar de demostrar sí esa expresión social en violencia (¿no revolucionaria?) que permitió desarrollar el proceso militar, fundamentalmente, que terminó expresándose en la realidad del 04 de febrero (1992). Es decir, nos consideramos que si hay bases socio-económicas que sustentaron la expresión popular en violencia que “alcanzó a la República burguesa-dependiente-venezolana de democracia representativa” que las podríamos conjugar en el sub-conjunto conformado por toda aquella experiencia histórica de protesta pública que comenzaría en la protesta estudiantil de 1928 contra el “régimen” de don Juan Vicente Gómez cual fuera controlado por el General Eleazar López Contreras y que apenas tuviera expresión de protesta por algunas horas de aquella mañana cual se convirtió en “hecho histórico” de la protesta revolucionaria-estudiantiles a favor de alcanzar la tan añorada democracia sin adjetivación concreta. Es decir, quedaría por analizar la composición social e ideológica de los protestantes estudiantiles. Es decir, en nuestro criterio histórico, la revolución social por alcanzar “el estado moderno” como Estado, comenzaría con la expresión estudiantil de 1928 como primera etapa de transformaciones de la República teniendo su “fin-de-etapa” con el triunfo electoral en el marco de lo real-objetivo de la “democracia representativa” de Hugo Rafael Chávez Frías (diciembre, 1998).
Lo anterior expuesto, evidentemente, “levantará ronchas de puristas y demócratas de levita” pero un/el proceso revolucionario venezolano, como proceso revolucionario, en nuestro modesto criterio, se desarrolló con y en base a la(s) expresión(es) ideológica(s) que aquellos estudiantes de la protesta de 1928 en la lógica evolución en los tiempos históricos consecuentes pero expresándose como diferentes concepciones político-ideológicas en diferentes etapas de cambios “no-tan-profundos” pero buscando alcanzar definir lo que Asdrúbal Batista ha conceptualizado como “el Estado rentista”. Ello nos lleva a preguntarnos: ¿dónde, cuándo y porqué falló el novel Estado rentista venezolano para que por aparentes no-razones estamentos sociales invisivilizados se expresaran en violencia social el 27 de febrero (1989)? Lo que a su vez nos lleva a la interesante pregunta: ¿se desarrolló en toda su expresión el Estado rentista venezolano? Que nos lleva a reflexionar: ¿Venezuela llegó a un estadio de “cul de sac” previo a la protesta social en violencia del 27 de febrero (1989) y aquella realidad socio-política nunca-jamás fue percibido por el estamento político-gobernante tanto desde el Ejecutivo como el Legislativo y los partidos políticos como para no poder y/o no querer ni desear realizar cambios fundamentales que les permitiera la permanencia en los representativos poderes que significaba el Estado capitalista-burgués venezolano?
Lo inmediato anterior nos lleva a desarrollar algunas precisiones que podrían contribuir con las respuestas, porque son varias las respuestas que se pudieran exponer, a las preguntas precedentes en mesa. En aquellos momentos cuando regresábamos de la Academia Militar en Fuxingang (Taiwan, 1988) traíamos en la mochila un par de inquietudes, a saber: la primera de ellas sería el novedoso desarrollo en el marco del desarrollo del capitalismo global el concepto de “maquilas” y las “zonas económicas especiales” mientras que la segunda de ellas era la muy interesante participación del sector militar en las nuevas realidades económico-mundiales en el marco del desarrollo del sistema capitalista mundial que, en nuestro entender, significaban tanto una nueva realidad geopolítico-militar-mundial como el lógico desarrollo de las contradicciones intra-paradigmas del propio sistema capitalista en considerando el real-escenario del estado-chucuto-venezolano que las seudo-burguesías-parasitarias-venezolanas no solo deseaban sino ponían todos sus esfuerzos para evitar cualquier alteración del status quo real-objetivo que el propio Estado rentista venezolano había desarrollado durante aquellos tiempos del siglo XX.
En el marco de nuestras inquietudes consideramos que eran nuestras de responsabilidades exponer nuestras inquietudes a “cierto nivel político” proponiendo un serio estudio de la “experiencia mexicana” sobre la presencia y desarrollo de las “maquilas” como estudiar la estructura de las “zonas económicas especiales” tanto al sur de China (Zhuhai y Shenzhen) y la de Taiwan ubicada al sur de la isla (Kaoshiung). En relación a lo militar-participativo del estamento militar nos considerábamos la necesaria participación del sector-militar-nacional en la economía nacional con las finalidades en un porcentaje aceptable con objetivos muy específicos y concretos. Aquellas propuestas en mesa significaban la necesaria adaptación de las realidades venezolanas a los cambios mundiales en el marco del sistema capitalista de carácter inevitables. Es decir, mientras que el sistema capitalista se posesionaba globalmente, Venezuela estaba quedando rezagada inclusive regionalmente por lo cual las contradicciones inter-sistema-capitalista, en el caso venezolano, se desarrollarían según nuestra muy personal visión en expresiones no solo sociales sino en el sub-conjunto militar. Pero “la supuesta independencia” del sector político adeco-copeyano parecía no eran ni tan independientes ni tan social-demócratas y mucho menos, social-cristiano; es decir, las realidades del sistema capitalista en su cualidades económico-rentistas-venezolanos y las burguesías histórico-parasitarias imponían sus propios paradigmas e intereses de clase que no iban a permitir ningún cambio que alterara las realidades y beneficios históricos de clase y las reales-realidades histórico-sociales que, según sus propias sicologías de clase, les daban “derechos heredados” (“Los amos del Valle”).
¿Qué significaba la torpe decisión tanto del status quo político en considerando a ese sector político como los herederos de cierto sector político de los pertenecientes a la “manifestación del 28” como del “Plan de Barranquilla” y, por no dejar, de aquel acto electoral-político realizado en los Andes por Copei como su bautizo electoral-partidista y, mucho menos, el “Pacto de Punto Fijo” y las actitudes de relativa transformación económica de esas clases sociales tradicionales que comenzaban “a comprar” ciertas tesis cristiano-alemanas que se enfrentaban a las tesis cristiano-italianas versus las propuestas niponas-militares? En el marco de esta inquietud salta en escena la pregunta que siempre nos “ha removido”: ¿cuál es el proyecto de Política de Estado que las clases histórico-tradicionales-venezolanas buscan proponer como proyecto nacional de desarrollo, equilibrio y democracia (póngalo usted en el orden que mejor le plazca) vistas las próximas elecciones del 8-D?
Nos hacemos la pregunta porque a nuestro criterio la oposición al proceso revolucionario que, actualmente, preside y dirige Nicolás Maduro Moros podría estar en “contradicción interna de intereses de clase” que se expresan según las expresiones públicas que “agresivamente” expone, públicamente, el “sector radical y radicalizado” versus el “sector tibio de derechas-burguesas-eurocéntricas”. Es en este punto, tal como lo expresábamos en aquellos momentos cuando propusimos ciertos y tibios cambios objetivos a nuestro regreso de Taiwan, estamos en una “situación cul de sac” que se debe “implosionar y controlar” tanto por parte de las derechas nacionales y sus correligionarios de las derechas internacionales como, desde la Política de Estado en el marco de la seguridad del Estado revolucionario venezolano, actuar para controlar desafueros y desaciertos por intereses tanto de las “clases históricas” como por parte de intereses objetivos en el marco del futuro desarrollo de la reingeniería del sistema capitalista mundial y global buscando equilibrios objetivos nacionales que permitan la denominada “cohabitación” pero sobre las bases reales y objetivas contenidas en el “Plan de la Patria, 2013-2019”.