miércoles, 10 de febrero de 2010

¿POR QUÉ Y CÓMO TRIUNFÓ LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA CHINA EN 1949?

Miguel Ángel del Pozo

Toda revolución tiene sus protagonistas desde líderes hasta el pueblo participantes bien a favor, bien en contra de las propuestas políticas que se exponen públicamente. En esas realidades se precisan, generalmente, dos líderes fundamentales y, en el marco de esas realidades objetivas, esos líderes políticos se contraponen buscando dirigir las masas participantes que, según sea esa revolución, violenta y/o pacífica, alcanzarán un resultado que bien podría ser a favor del “ser social” y los grupos sociales menos favorecidos, bien sería a favor de aquellos que se consideran “fundamento” esencial del “futuro del país” (sic) según sus objetivos: sociales (generalmente: raciales), económicos (la profundización de la relación “explotado-explotador) y políticos (dictadura de la burguesía).

La relación entre ambos líderes de cada grupo enfrentado (¿lucha de clases?) se manifiesta como una relación dialéctica que se la expresamos como aquella relación dialéctica entre Aleksandr Fiódorovich Kérenski y Vladimir Ilich Lenin; en ese orden de ideas, recordamos cuando el Comandante mencionó a aquel líder que decidió apegarse a las tesis del capitalismo del centro y su praxis en la periferia concreta de Venezuela y su expresión continental decidida en Punta del Este (Uruguay), nos referimos, obviamente, a don Rómulo Betancourt; esa referencia nos llevó a reflexionar en aquella relación dialéctica que se manifestó durante la Revolución de Octubre; es decir, a nuestro criterio (discutible), don Rómulo es el reflejo-imagen de las ideas y decisiones del socialdemócrata Kérensky ¿eran las ideas de don Rómulo kautskiana y/o pesó en su pensamiento las tesis trotskistas? Nos preguntamos ¿Cuándo se expresaron sus ideas socialdemócratas desde un proceso de inmaduración de su pensamiento marxista? Por razones personas conocidas, don Rómulo, vivía en su propia contradicción dialéctica pero el Poder marca a los líderes. En última instancia, lo fundamental es la realidad político-histórica que se expresó durante su gobierno y el comienzo de las tesis capitalistas expresadas, implícita y explícitamente, en el Pacto de Punto Fijo.

Pero sigamos con don Rómulo y los comienzos de la 4ta República y tratemos de, someramente, destacar detalles de algunas realidades que se fueron desarrollando al paso del desarrollo del sistema capitalista cuando la política de la Dependencia fue “in crecendo” hacia las políticas de la Globalización y, por tanto, las burguesías nacionales fueron adaptándose a aquellas objetivas realidades del capitalismo y sus praxis socio-económicas. El naciente gobierno de don Rómulo (aún no estudiado a profundidad y objetividad) se vio beneficiado de una burguesía nacionalista representada en ProVenezuela; burguesía que, quizás, podríamos calificar de centro-izquierda con algunos visos de izquierdas moderadas; para decirlo en términos ideológicos: una socialdemocracia de izquierda. Consideramos que las tesis de la 3ra Internacional tuvieron un efecto más importante (particularmente en Venezuela) al que ha descrito Manuel Caballero en su tesis correspondiente. Pero esa burguesía nacionalista de izquierda moderada no supo contraponer, dentro del marco del propio sistema capitalista, las tesis de esa socialdemócrata europeizada frente al vulgar giro entreguista al que se plegó don Rómulo Betancourt. ¿Cuánta presión ejerció Washington sobre las decisiones políticas ejecutadas por el propio don Rómulo y/o cuánta de aquellas decisiones políticas fueron de su propio cuño y/o cómo influyeron las decisiones alcanzadas en Nueva York? Debemos también llamar la atención sobre aquellas tendencias de izquierda radicalizada que se gestaron en el seno de Acción Democrática y las objetivas influencias de aquellas políticas frentistas de la 3ra Internacional y las influencias, en contraposición, a las tesis de la Guerra Fría que se comenzaron a desarrollar, como referencia, a partir de las presiones que se ejercieron sobre el Gobierno de don Rómulo Gallegos. Cabe la pregunta ¿hemos aprendido de las debilidades, errores y enseñanzas que se cometieron tanto durante el Gobierno de don Rómulo Gallegos como del gobierno de don Rómulo Betancourt?

Comencemos a caminar sobre los contenidos de nuestro título. En realidad, el título debería ser ¿Por qué fracaso el gobierno del socialdemócrata militarista, Chiang Kaishek? No se entendería la última etapa de la Revolución Socialista china si no nos ubicamos en el marco histórico que permitió aquel indetenible desarrollo político-militar de las fuerzas armadas del partido comunista chino, de las fuerzas sociales: estudiantes, pequeña-burguesía, obreros, campesinos y aquellos que, por aquellas épocas, se les denominaba como “lumpen-proletariat”, es decir, los “más pobres de los pobres”. Es objetiva la influencia que ejercieron las realidades que se expresaron, inmediatamente, después de terminada la 2da Guerra Mundial en el Pacífico con la rendición del Imperio japonés y la ocupación militar de Japón por parte de las tropas de los Estados Unidos de América. Cabe la pregunta no respondida ¿Por qué los Estados Unidos de América en vez de ocupar militarmente al Japón no decidieron ocupar China en sabiendo de la colaboración de Chiang Kaishek? Quizás la pregunta podría ser: ¿fue y aun es consciente el Poder (Müller Rojas dixit) estadounidense de su objetiva incapacidad para ocupar, controlar y “dominar” a aquel inmenso país, en territorio y población, que es la China? Mao Zedong en alguna ocasión lo dijo: “una guerra nuclear produciría millones de muertos chinos pero quedarían con vida millones de hombres y mujeres chinos para defender la Patria china”. Palabras que mencionó cuando aun China no poseía el desarrollo nuclear con fines militares (por cierto, en los EEUU de América, frente a las realidades políticas globales que se expresan ante el desarrollo nuclear con fines pacíficos de Irán, se maneja la tesis de las actitudes y comportamientos de China cuando alcanzó su desarrollo nuclear-militar en el escenario internacional)

Decíamos que el escenario en China era diferente a las realidades que se expresaban en Japón y en la Europa post-derrota del nazi-fascismo. En China, el Gobierno norteamericano confiaba en el anti-comunismo de Chiang Kaishek, en su control del Gobierno nacionalista como Presidente, en su control que ejercía tanto del Poder Legislativo como líder fundamental del partido nacionalista, Goumindang, de su jefatura sobre el estamento militar. Chiang Kaishek era el Rómulo Betancourt chino (respetando las obvias diferencias; así mismo, debemos tener presente que las políticas de la Guerra Fría aun no habían comenzado a expresarse en Asia); pero enfrente a Chiang Kaishek, al gobierno nacionalista, a los intereses norteamericanos en China y en Asia y el Pacífico, estaba Mao Zedong, el Partido Comunista Chino y el Ejército de Liberación Popular con una ideología marxista-leninista e histórico-china. Frente al control de un gobierno nacionalista no democrático (por razones obvias de post-guerra) se manifestaba el control geográfico del norte de China por parte del partido comunista chino y su ejército popular con un liderazgo centralizado y encabezado por Mao Zedong y con el apoyo, fundamental, de la población campesina.

En ese marco, se comenzaron a desarrollar por decisiones políticas gubernamentales una serie de escenarios que empezaron a socavar las bases de apoyo de los sectores sociales no marxistas, tales como: personalismo de los líderes fundamentales del Guomindang, las contradicciones políticas en el seno de los legisladores pro-nacionalistas, la tendencias grupales en el seno del Guomindang, la inflación que “disparó” los precios de los productos de primera necesidad, la corrupción generalizada, el anarquismo en el seno de las fuerzas armadas nacionalistas que apoyaban a su líder, Chiang kaishek, pero rechazaban al sector civil político, las pérdidas del apoyo de las sociedades campesinas y obreras a Chiang Kaishek y a sus políticas nacionalistas (sic), un apoyo político-militar limitado por parte del Gobierno de los EEUU de América a Chiang Kaishek y a su gobierno frente a la consolidación estadounidense con su presencia político-militar en territorio japonés (unsinkable aircraft carrier), la situación en la península de Corea y los primeros pinitos en la Guerra Fría en la Asia oriental.

Se discutió entre los líderes representantes del Guomindang y del Partido Comunista Chino alcanzar acuerdos para constituir una Asamblea nacionalista que apoyara políticas nacionalistas y anti-imperialistas; pero el enfrentamiento ideológico, la soberbia de considerar que el control del Gobierno, los ejércitos nacionalistas, el Poder Legislativo y Judicial, y el carácter mismo de clase de las clases burguesas “cuadradas” con los intereses de los EEUU de América en Asia, bajo el liderazgo de Chiang Kaishek, obligó, sin poderlo evitar, al Partido Comunista Chino, bajo el liderazgo de Mao Zedong, a aprobar desarrollar sus propias políticas nacionalistas, anti-imperialistas, de reformas profundas de las estructuras del Estado chino, profundizar la reforma agraria que se venía realizando durante el proceso revolucionarios en tiempos precedentes a 1946 y aceptar, objetivamente, las “fuertes y profundas” contradicciones entre los intereses de las burguesías entreguista, nacional y provinciales, y los intereses nacionalistas de los obreros y campesinos conjuntamente con la pequeña-burguesía y sectores nacionalistas en las ciudades. En ese marco histórico, al mismo tiempo que la corrupción, la anarquía, los intereses personalistas y la falta de decisión del líder Chiang Kaishek iban minando las capacidades de respuesta del Gobierno nacionalista frente al desarrollo de los problemas socio-económicos de las sociedades urbanas y campesinas y sus desencantos por la imposibilidad de alcanzar soluciones reales y objetivas a sus necesidades de grupo social específico, se desarrollaron las políticas del partido comunista chino apoyadas en el ejército popular cuando iban imponiendo soluciones socio-económicas en aquellas áreas geográficas que ya ocupaban y las que iban conquistando militarmente gracias a la unidad cívico-militar. Es fundamental tener presente que el avance de los cuadros del partido comunista chino conjuntamente con los componentes del Ejército Popular de Liberación era posible por la situación interna de los ejércitos que apoyaban tanto al líder Chiang Kaishek y su gobierno como por las realidades de corrupción, el regreso a las tesis de los “señores de la guerra”, la falta de disciplina y la desmoralización producto del reflejo que el Gobierno nacionalista y los Poderes del Estado chino expresaban públicamente.

En resumen, mientras que las indecisiones, la corrupción, la desidia y la inoperancia del líder nacionalista Chiang Kaishek iban desgastando al Gobierno nacionalista y las estructuras del Estado burgués y la burguesía entreguista a los paradigmas impuestos por el capitalismo del Imperio norteamericano, se manifestaban las decisiones centralizadas bajo el liderazgo de Mao Zedong conjuntamente con la solidez y apego a las políticas nacionalistas impuestas por el Partido Comunista Chino y la adhesión del Ejército de Liberación Popular a esas políticas que permitieron la derrota de aquellos y el triunfo de la Revolución Socialista China.

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