Caracas, dic 14 - Siempre es necesario revisar la historia. Y a la historia reciente, como a la remota, hay que acudir a toda hora para fortalecer las convicciones revolucionarias y afinar la visión de mediano y largo alcance.
¿Quién abrazó a quién?
Hoy hace 15 años Hugo Chávez Frías, portador de las angustias y anhelos de un pueblo empobrecido en su riqueza, despojado de su identidad y masacrado en sus sueños tocó suelo cubano de la mano del líder indiscutible del siglo XX latinoamericano. Fidel Castro Ruz, Comandante en jefe de la Revolución Cubana, recibía, él mismo, con toda su jerarquía y su humanidad, a aquél irreverente soldado venezolano que desafiaba, como El Quijote a los molinos de viento, todos los pesimismos, todos los poderes y todas las componendas derechas y siniestras que apuntaban al entierro de la dignidad de nuestros pueblos. Fidel sabía, se lo decían la experiencia, y, sobre todo el corazón, que estaba en presencia de un hombre de una sola pieza. Y que esa pieza, en jugada maestra de la historia, daría jaque mate al impulso imperial del sometimiento y el expansionismo.
Hoy Aporrea.org recuerda esa amistad que comenzó directamente hace 15 años rubricando la de Marx y Engels y la de Bolívar y Sucre, y que ha dado los frutos mas extraordinarios para levantar no sólo la autoestima de los latinoamericanos sino la multiplicación de las acciones soberanas.
Como expresión de esa efemérides publicamos tres textos alusivos a ese Encuentro que Latinoamérica festeja en su hora de lucha reivindicadora y protagónica. En el primero, de 2008, el Presidente Chávez evoca ese encuentro, su contexto y su significado. En el segundo la periodista cubana Nidia Díaz hace una magistral reseña- reflexión en torno a los 10 años de ese primer abrazo, y el tercero es el discurso de Fidel antes del nacimiento del ALBA, justo a diez años del histórico primer encuentro entre los dos líderes.
I Chávez Recuerda
“Fidel comprendió temprano el papel que le tocaba a Venezuela jugar ahora; temprano lo comprendió cuando la izquierda en América Latina no comprendía, casi nadie comprendía.
Cuando salimos de prisión a nosotros no nos quería ni la derecha ni la izquierda: “¡golpista!”, decían unos; recuerdo que en una ocasión fui a un foro, el Foro de Sao Paulo pero que fue en Centroamérica. Bueno, no me dejaron hablar. Al final le dije a Shafick, que estaba muy apenado, me invitó a almorzar, le dije: no te preocupes, yo entiendo.
Ahí estaba la vieja izquierda de América Latina: “¡No! ¡Qué va a hablar un coronel golpista!”. No me permitieron hablar, esa vieja izquierda no entendía nada, buena parte de esa vieja izquierda se pasó para la vieja derecha.
Sin embargo, en aquel mismo 2004 me llegó una invitación a Cuba, de Eusebio Leal, gran amigo, aquel diciembre de 2004, perdón, 94; 1994... ¡será que me estoy poniendo viejo ya!, 1994, diciembre, me llegó una invitación, me la trajo Germán, nos vimos escondidos por ahí en cualquier parte de Caracas, yo era un perseguido de aquel Gobierno que aquí había, el Gobierno de la oligarquía, el de la Agenda Venezuela, el que comenzó a privatizar el petróleo, el de la apertura petrolera, la privatización de Sidor, privatización de Viasa, de la Cantv; estaban entregando a Venezuela y yo era un perseguido.
Me invitaron, me fui con Isea —que era mi ayudante—, Isea por ahí se la pasaba comiendo cambur, pan con cambur: esa era la dieta que teníamos; dormíamos por aquí, por allá, andábamos cruzando un desierto... ¡pero bueno, ningún desierto!, las arenas del desierto eran el pueblo venezolano. Pero perseguidos por todos lados, vetados en los medios de comunicación, difamados, fueron aquellos días cuando me acusaron desde Colombia de que yo había comandando un ataque de la guerrilla colombiana en Cararabo y que yo mismo había matado con estas manos a un grupo de soldados venezolanos.
Bueno, nos fuimos en un vuelo de Cubana de Aviación y la gran sorpresa, una de las más grandes sorpresas de mi vida es que yo, rechazado por la izquierda de América Latina y acusado por la derecha también, era una cosa inexplicable: la izquierda decía que yo era de los “caras pintadas”, ¿te acuerdas?, aquel grupo argentino de los “caras pintadas”. En el DIM y todo aquello. Y la derecha decía que no, que yo era ya guerrillero, que andaba con el ELN y con las FARC matando gente, que era terrorista y la gran maquinaria mediática desinformando.
A pesar de toda esa campaña de desinformación, cuando el avión de Cubana aterrizó en La Habana recuerdo que me llamaron por el altavoz: “Al pasajero Hugo Chávez lo esperan allá abajo”, y yo le digo a Isea: ¿qué es esto? Bueno, vamos. Me imaginé que era Eusebio Leal que estaba ahí esperándome o alguien de protocolo, cuando veo a Angelito, el jefe de protocolo de Fidel —yo no lo conocía—, llega, me saluda y me dice: “Allá abajo lo están esperando”. Cuando me asomo a la puerta del avión lo veo a él, a Fidel, al “Caballo” allá parado esperándome en la puerta de la escalerilla. Fidel entendió rápido lo que había ocurrido y entendió rápido lo que estaba aquí comenzando a ocurrir”.
Hugo Chávez
Conmemoración del 6º aniversario del Rescate de la Dignidad Nacional
Palacio de Miraflores, Domingo, 13 de abril de 2008.
II El Periodismo proclama
“Aun sin creer merecerlo, llegó a La Habana. Lo hizo en un momento difícil y aciago para el movimiento revolucionario mundial. Cuando no pocos creyeron que todo intento por un mundo mejor había llegado a su fin. Cuando muchos se apresuraron en desmarcarse de su pasado de apoyo a la Revolución cubana, así proliferaba entonces el oportunismo y la coquetería con el amo imperial.
Venía de sufrir en carne propia un serio revés al ver frustrada una justa insurrección militar que lideró porque, como le había leído a Bolívar, "las gangrenas políticas no se curan con paliativos".
La propia Cuba, a la que llegó aquel 13 de diciembre de 1994, estaba sometida, como nunca antes, a un fuego cruzado y a un doble bloqueo por la simple razón de que no se dejaba vencer; y como expresión de todo ello y del triunfalismo con que Washington recibió el derrumbe y la traición del socialismo en el Este europeo, en Miami acababa de concluir la Cumbre de las Américas que, convocada por la Administración de Willian Clinton, pretendió rematar cualquier aspiración de independencia continental.
En aquellas circunstancias, el teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías, en un gesto de valentía, aceptó la invitación que desde nuestro país le cursara el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler y a La Habana vino cargado de sueños y convicciones y, sobre todo, con el ansia de comenzar a construir lo que devino indestructible amistad a prueba de piruetas políticas.
Desde que puso sus pies en la losa del aeropuerto internacional José Martí, expresó: "Yo no merezco este honor, aspiro a merecerlo algún día en los meses y en los años por venir".
Cuatro años después, el 6 de diciembre de 1998, el líder del Movimiento Bolivariano Revolucionario-200 arrasó en las urnas y se alzó con la victoria en los comicios presidenciales. Al hacerlo, dio el tiro de gracia al sistema bipartidista que en esa nación andina se alternaba en el Palacio de Miraflores, depredando los destinos de los venezolanos e hipotecando su futuro.
Chávez, a pesar de la corrompida maquinaria electoral, de la feroz campaña mediática para descalificarlo y estigmatizarlo, de no contar con recursos y solo con la fuerza de sus ideas, logró imponerse y vencer.
Los cubanos no fuimos sorprendidos. El nos había dicho que "estamos en una era de despertares, de resurrecciones, de pueblos, de fuerzas y de esperanzas".
Y nos lo dijo en el Aula Magna de la Universidad el 14 de diciembre de 1994, con un optimismo fuera de toda lógica —teniendo en cuenta el escenario político internacional de entonces—, pero cargado de profundas convicciones patrióticas. Allí comenzamos a conocer mejor al Comandante Chávez y sus posibilidades infinitas de victoria.
Tres banderas enarboló como objetivos de su lucha: la bandera bolivariana y, como parte de ella, la integración continental; la del trabajo al interior de Venezuela para crear un movimiento social que no excluyera a nadie y, finalmente, la creación de un proyecto estratégico de largo alcance que hiciera nacer un modelo económico soberano y en el cual, predijo, "los cubanos tienen y tendrían mucho que aportar".
En aquella primera visita, auguró, además, que "el siglo que viene, para nosotros, es el siglo de la esperanza; es nuestro siglo, es el siglo de la resurrección del sueño bolivariano, del sueño de Martí, del sueño latinoamericano".
… “Una década es apenas un segundo en la historia de la humanidad, quizás menos, pero sobre todo a partir del triunfo de Chávez se ha demostrado cuánto se puede hacer en el rescate de la unidad nacional y continental, por dignificar a las masas siempre engañadas y oprimidas.
El camino no le ha sido fácil a Hugo Chávez. Como a El Libertador, a él también se le podrá recordar como el hombre que supo enfrentar y vencer las dificultades.
Desde aquel 2 de febrero de 1999 en que recibió la banda presidencial en el Palacio Legislativo de Caracas, los remedos de la exigua y magra oposición, representante de la oligarquía venezolana y soporte de una sociedad decadente, en franca comunión con los intereses de Washington, no le han dado tregua y no se la han dado porque no ha cesado un solo minuto de construir un modelo de sociedad en el que la democracia sea participativa, en el que no haya exclusiones sociales, en el que la educación y la salud sean derechos fundamentales para todos.
Es la sociedad de las Misiones: Barrio Adentro, Robinson, Ribas, Sucre. La sociedad que tiende la mano a sus vecinos caribeños cuando un fenómeno natural los castiga; la que preconiza y suscribe relaciones económicas y comerciales justas; la que no impone condiciones y la que eleva la voz en cualquier foro internacional para defender y acompañar las causas más justas.
Esto es lo que no le pueden perdonar al vigoroso mandatario venezolano y, sobre todo, su lealtad con el pueblo de Cuba y las múltiples e inocultables expresiones de amistad con Fidel.
La historia la conocemos. La guerra mediática, el paro empresarial y petrolero dirigido a apuñalar el corazón mismo de la economía venezolana y luego el golpe fascista que en uno de sus primeros por cuantos, eliminó el nombre de República Bolivariana de Venezuela. Mirándolo con frialdad y a distancia fue quizás lo más cuerdo que hicieron en aquellas locas 47 horas de facto porque jamás Bolívar hubiera estado en el convite de la traición. Y, como si faltara algo al libreto, la desacreditada oposición se la jugó al someter a referéndum revocatorio a quien es ya el alma de la nación venezolana, pretendiendo sacarlo del poder, con olvido total de que quienes lo llevaron a Miraflores y lo rescataron del encierro a que lo sometieron los fascistas, son los mismos que llenan por millones las calles de Caracas al grito triunfal: Chávez no se va. Ese Referéndum ratificó la estirpe de triunfador de este hombre salido de las entrañas mismas del llano venezolano.
Nidia Díaz
Diario Granma, 13 de diciembre de 2004
III Fidel ratifica
“Volviste, como también prometiste, para compartir tus luchas bolivarianas con nosotros”
“Para saber quién es Hugo Chávez hay que recordar lo que dijo en el discurso pronunciado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana el 14 de diciembre de 1994, hace hoy exactamente diez años.
He seleccionado unos cuantos de sus párrafos. Aunque puedan parecer numerosos, verán cuánta riqueza de contenido y sentido revolucionario encierran.
Al referirse al hecho de que yo lo esperase en el aeropuerto, expresó con increíble modestia: "Cuando recibí la inmensa y agradable sorpresa de ser esperado en el aeropuerto internacional José Martí por él mismo en persona, le dije: `Yo no merezco este honor, aspiro a merecerlo algún día en los meses y en los años por venir'. Lo mismo les digo a todos ustedes, queridos compatriotas cubano-latinoamericanos: Algún día esperamos venir a Cuba en condiciones de extender los brazos y en condiciones de mutuamente alimentarnos en un proyecto revolucionario latinoamericano, imbuidos, como estamos, desde siglos hace, en la idea de un continente hispanoamericano, latinoamericano y caribeño, integrado como una sola nación que somos.
"En ese camino andamos, y como Aquiles Nazoa dijo de José Martí, nos sentimos de todos los tiempos y de todos los lugares, y andamos como el viento tras esa semilla que aquí cayó un día y aquí, en terreno fértil, retoñó y se levanta como lo que siempre hemos dicho —y no lo digo ahora aquí en Cuba, porque esté en Cuba y porque, como dicen en mi tierra, en el llano venezolano, me sienta guapo y apoyado, sino que lo decíamos en el mismo ejército venezolano antes de ser soldados insurrectos; lo decíamos en los salones, en las escuelas militares de Venezuela—: Cuba es un bastión de la dignidad latinoamericana y como tal hay que verla."
"Sin duda están ocurriendo cosas interesantes en la América Latina y en el Caribe; sin duda que ese insigne poeta y escritor nuestro, de esta América Nuestra, don Pablo Neruda, tiene profunda razón cuando escribió que Bolívar despierta cada cien años, cuando despierta el pueblo.
"Sin duda que estamos en una era de despertares, de resurrecciones de pueblos, de fuerzas y de esperanzas; sin duda, Presidente, que esa ola que usted anuncia o que anunció y sigue anunciando en esa entrevista a la que me he referido antes, Un grano de maíz, se siente y se palpa por toda la América Latina."
"Nosotros tuvimos la osadía de fundar un movimiento dentro de las filas del ejército nacional de Venezuela, hastiados de tanta corrupción, y nos juramos dedicarle la vida a la construcción de un movimiento revolucionario y a la lucha revolucionaria en Venezuela, ahora, en el ámbito latinoamericano.
"Eso comenzamos a hacerlo el año bicentenario del nacimiento de Bolívar. Pero veamos que este próximo año es el centenario de la muerte de José Martí, veamos que este año que viene es el bicentenario del nacimiento del mariscal Antonio José de Sucre, veamos que este año que viene es el bicentenario de la rebelión y muerte del zambo José Leonardo Chirinos en las costas de Coro, en Venezuela, tierra, por cierto, de los ascendientes del prócer Antonio Maceo”.
"El tiempo nos llama y nos impulsa; es, sin duda, tiempo de recorrer de nuevo caminos de esperanza y de lucha. En eso andamos nosotros, ahora dedicados al trabajo revolucionario en tres direcciones fundamentales que voy a permitirme resumir ante ustedes para invitarlos al intercambio, para invitarlos a extender lazos de unión y de trabajo, de construcción concreta.
"En primer lugar, estamos empeñados en levantar una bandera ideológica pertinente y propicia a nuestra tierra venezolana, a nuestra tierra latinoamericana: la bandera bolivariana”.
"Pero en ese trabajo ideológico de revisión de la historia y de las ideas que nacieron en Venezuela y en este continente hace doscientos años, en ese sumergirnos en la historia buscando nuestras raíces, hemos diseñado y hemos lanzado a la opinión pública nacional e internacional la idea de aquel Simón Bolívar que llamaba, por ejemplo, a esa unidad latinoamericana para poder oponer una nación desarrollada como contrapeso a la pretensión del norte que ya se perfilaba con sus garras sobre nuestra tierra latinoamericana; la idea de aquel Bolívar que desde su tumba casi, ya en Santa Marta, dijo: `Los militares deben empuñar su espada para defender las garantías sociales'; la idea de aquel Bolívar que dijo que el mejor sistema de gobierno es el que le proporciona mayor suma de felicidad a su pueblo, mayor suma de estabilidad política y seguridad social.
"Esa raíz profunda, esa raíz bolivariana, que está unida por el tiempo, por la historia misma a la raíz robinsoniana, tomando como inspiración el nombre de Samuel Robinson o Simón Rodríguez, a quien conocemos muy poco los latinoamericanos porque nos dijeron desde pequeños: `El maestro de Bolívar', y allí se quedó, como estigmatizado por la historia, el loco estrafalario que murió anciano, deambulando como el viento por los pueblos de la América Latina.
"Simón Rodríguez llamaba a los americanos meridionales a hacer dos revoluciones: la política y la revolución económica. Aquel Simón Rodríguez que llamaba a la construcción de un modelo de economía social y un modelo de economía popular, que dejó para todos los tiempos de América Latina, como un reto para nosotros, aquello de que la América Latina no podía seguir imitando servilmente, sino que tenía que ser original y llamaba a inventar o errar. Ese viejo loco, para los burgueses de la época, que andaba recogiendo niños ya anciano y abandonado, y que decía: `Los niños son las piedras del futuro edificio republicano, ¡vengan acá para pulir las piedras para que ese edificio sea sólido y luminoso!'"
"Nosotros, como militares, andamos tras esa búsqueda, y hoy nos vamos más afianzados en la convicción y en la necesidad de que el ejército de Venezuela tiene que ser de nuevo lo que fue: un ejército del pueblo, un ejército para defender eso que Bolívar llamó las garantías sociales."
"Sería una primera vertiente de trabajo bien adecuada, Comandante: el próximo año del centenario de la muerte de José Martí, estrechar ese trabajo ideológico, ese binomio de Bolívar y Martí, como forma de levantar la emoción y el orgullo de los latinoamericanos.
"La otra vertiente de nuestro trabajo, para la cual también necesitamos estrechar nexos con los pueblos de nuestra América, es el trabajo organizativo.
"En la cárcel recibíamos muchos documentos de cómo el pueblo cubano se fue organizando después del triunfo de la Revolución, y estamos empeñados en organizar en Venezuela un inmenso movimiento social: el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200; y más allá, estamos convocando para este próximo año a la creación del Frente Nacional Bolivariano, y estamos llamando a los estudiantes, a los campesinos, a los aborígenes, a los militares que estamos en la calle, a los intelectuales, a los obreros, a los pescadores, a los soñadores, a todos, a conformar ese frente, un gran frente social que enfrente el reto de la transformación de Venezuela.
"En Venezuela nadie sabe lo que puede ocurrir en cualquier momento. Nosotros, por ejemplo, que estamos entrando en un año electoral, 1995, dentro de un año, en diciembre, habrá en Venezuela otro proceso electoral, ilegal e ilegítimo, signado por una abstención —ustedes no lo van a creer— del 90 por ciento en promedio; es decir, el 90 por ciento de los venezolanos no va a las urnas electorales, no cree en mensajes de políticos, no cree en casi ningún partido político.
"Este año nosotros aspiramos, con el Movimiento Bolivariano, con el Frente Nacional Bolivariano, polarizar a Venezuela. Los que van al proceso electoral —donde hay gente honesta también que respetamos, pero en lo que no creemos es en el proceso electoral—, ese es un polo; y el otro polo que nosotros vamos a alimentar, a empujar y a reforzar es la solicitud en la calle, con el pueblo, del llamado a elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente, para redefinir las bases fundamentales de la república que se vinieron abajo; las bases jurídicas, las bases políticas, las bases económicas, las bases morales incluso, de Venezuela están en el suelo, y eso no se va a arreglar con pequeños parches.
"Bolívar lo decía: `Las gangrenas políticas no se curan con paliativos', y en Venezuela hay una gangrena absoluta y total."
"Un mango madura cuando está verde, pero un mango podrido jamás va a madurar; de un mango podrido hay que rescatar su semilla y sembrarla para que nazca una nueva planta. Eso pasa en Venezuela hoy. Este sistema no tiene manera de recuperarse a sí mismo."
"Nosotros no desechamos la vía de las armas en Venezuela, nosotros seguimos teniendo, y lo dicen las encuestas del mismo gobierno, más del 80 por ciento de opinión favorable en los militares venezolanos, en el ejército, en la marina, en la fuerza aérea y en la Guardia Nacional."
"A pesar de todo eso, ahí tenemos una fuerza y, además de todo eso, tenemos un altísimo porcentaje de los venezolanos, especialmente, queridos amigos, ese 60 por ciento de venezolanos tampoco lo van a creer ustedes en pobreza crítica.
"Increíble, pero es cierto: en Venezuela se esfumaron 200 mil millones de dólares en 20 años. ¿Y dónde están? me preguntaba el Presidente Castro. En las cuentas en el exterior de casi todos los que han pasado por el poder en Venezuela, civiles y militares que se enriquecieron al amparo del poder.
"En esa inmensa mayoría de venezolanos, nosotros tenemos un tremendo impacto positivo y ustedes comprenderán que, al tener esas dos fuerzas, estamos dispuestos a dar el todo por el todo por el cambio necesario en Venezuela. Por eso decimos que no desechamos la vía de utilizar las armas del pueblo que están en los cuarteles para buscar el camino si este sistema político decide, como parece haber decidido, atornillarse de nuevo y buscar recursos para manipular y engañar.
"Nosotros estamos pidiendo Constituyente, y el año que viene ya les dije vamos a empujar esta salida como recurso estratégico de corto plazo.
"Es un proyecto de largo plazo, es un proyecto de un horizonte de 20 a 40 años, un modelo económico soberano; no queremos seguir siendo una economía colonial, un modelo económico complementario."
"Es un proyecto que nosotros hemos lanzado ya al mundo venezolano con el nombre de Proyecto Nacional `Simón Bolívar', pero con los brazos extendidos al continente latinoamericano y caribeño. Un proyecto en el cual no es aventurado pensar, desde el punto de vista político, en una asociación de Estados latinoamericanos. ¿Por qué no pensar en eso, que fue el sueño original de nuestros libertadores? ¿Por qué seguir fragmentados? Hasta allí, en el área política, llega la pretensión de ese proyecto que no es nuestro ni es original, tiene 200 años, al menos.
"Cuántas experiencias positivas en el área cultural, en el área económica en esta economía de guerra en la que vive Cuba prácticamente, en el área deportiva, en el área de la salud, de la atención a la gente, de la atención al hombre, que es el primer objeto de la patria, el sujeto de la patria.
"En esa área o en esa tercera vertiente, en el proyecto político transformador de largo plazo, extendemos la mano a la experiencia, a los hombres y mujeres de Cuba que tienen años pensando y haciendo por ese proyecto continental."
"El siglo que viene, para nosotros, es el siglo de la esperanza; es nuestro siglo, es el siglo de la resurrección del sueño bolivariano, del sueño de Martí, del sueño latinoamericano.
"Queridos amigos, ustedes me han honrado con sentarse esta noche a oír estas ideas de un soldado, de un latinoamericano entregado de lleno y para siempre a la causa de la revolución de esta América nuestra"
Había un pensamiento político y económico revolucionario perfectamente estructurado, coherente, una estrategia y una táctica.
Bastante antes de lo que entonces podía pensarse, el proceso bolivariano derrotaría a la oligarquía en limpia lid prácticamente sin recursos, y la convocatoria a la Asamblea Constituyente de que nos habló Chávez se llevó a cabo. Una revolución profunda se iniciaba en la gloriosa patria de Bolívar.
Como pudieron apreciar, en aquel discurso él declaró con toda franqueza: nosotros no desechamos la vía de las armas en Venezuela. En las largas horas de conversaciones e intercambios que sostuvimos durante su visita, este importante tema fue uno de los puntos abordados.
Recuerdo que me dijo: Nuestra línea es evitar situaciones graves y derramamientos de sangre; nuestra perspectiva es crear alianzas de fuerzas sociales y políticas, porque podríamos en 1998 lanzar una vigorosa campaña con una importante fuerza electoral, el apoyo de la población y amplios sectores de las Fuerzas Armadas, para llegar al poder por esa vía tradicional. Creo que esa es nuestra mejor estrategia.
No olvido el lacónico pero sincero comentario que le hice: Ese es un buen camino.
Tal como él dijo, ocurrió: en 1998 el movimiento bolivariano, una alianza de fuerzas patrióticas y de izquierda creada y dirigida por él, con el apoyo del pueblo, la simpatía y la solidaridad de la mayoría de los militares, en especial de los oficiales jóvenes, en las elecciones de ese año obtiene una contundente victoria. Toda una lección para los revolucionarios de que no hay dogmas ni caminos únicos. La propia Revolución Cubana fue también una prueba de ello.
Hace mucho tiempo albergo igualmente la más profunda convicción de que, cuando la crisis llega, los líderes surgen. Así surgió Bolívar cuando la ocupación de España por Napoleón y la imposición de un rey extranjero crearon las condiciones propicias para la independencia de las colonias españolas en este hemisferio. Así surgió Martí, cuando llegó la hora propicia para el estallido de la Revolución independentista en Cuba. Así surgió Chávez, cuando la terrible situación social y humana en Venezuela y América Latina determinaba que el momento de luchar por la segunda y verdadera independencia había llegado.
La batalla ahora es más dura y difícil. Un imperio hegemónico, en un mundo globalizado, la única superpotencia que prevaleció después de la guerra fría y el prolongado conflicto entre dos concepciones políticas, económicas y sociales radicalmente diferentes, constituye un enorme obstáculo para lo único que hoy podría preservar, no solo los más elementales derechos del ser humano, sino incluso su propia supervivencia.
Hoy la crisis que atraviesa el mundo no es ni puede ser de un solo país, de un subcontinente o de un continente; es también global. Por ello, tal sistema imperial y el orden económico que ha impuesto al mundo son insostenibles. Los pueblos decididos a luchar, no solo por su independencia, sino también por la supervivencia, no pueden ser jamás vencidos, incluso si se trata de un solo pueblo.
Es imposible ignorar lo que ha ocurrido en Cuba durante casi medio siglo y los enormes avances sociales, culturales y humanos alcanzados por nuestro país a pesar del bloqueo económico más prolongado que se conoce en la historia. Imposible ignorar lo ocurrido en Vietnam. Imposible ignorar lo que está hoy ocurriendo en Iraq.
Lo que ocurre hoy en Venezuela es otro impresionante ejemplo. Ni golpe de estado, ni golpe petrolero, ni referendo revocatorio con el apoyo de la casi totalidad de los medios masivos, pudieron impedir una victoria aplastante del movimiento bolivariano que alcanzó casi un 50 por ciento más de votos a favor del NO el 15 de agosto, y otro colosal triunfo en 23 de las 25 gobernaciones regionales, un hecho sin precedentes que el mundo contempla con asombro y simpatía. La batalla, además, se desarrolló dentro de las mismas normas y reglas que el imperio ha impuesto para debilitar y dividir a los pueblos e imponer su podrida y desprestigiada democracia representativa.
En aras del tiempo, no hablo sobre otros temas muy actuales e importantes, incluido nuestro Ejercicio Estratégico Bastión 2004, expresión de la resuelta decisión del pueblo cubano de luchar, como lo ha hecho durante 46 años de creación y de combate.
Permítaseme tan solo expresarles que un día histórico tan simbólico y trascendente como este, en que se cumplen diez años (hoy 15 años) del primer encuentro de Chávez con nuestro pueblo, el Consejo de Estado de la República de Cuba ha decidido otorgarle una segunda condecoración.
Ya recibió la Orden "José Martí", nuestro Héroe Nacional, inspirador de los combatientes que en el centenario de su nacimiento quisieron tomar el cielo por asalto e iniciaron la lucha por la definitiva independencia de Cuba.
Martí, admirador de Bolívar, bolivariano hasta la médula, compartió con este, hasta la muerte, su sueño de liberación y unión de los países de nuestra América: "...ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso", escribió horas antes de su muerte en combate.
Para nosotros, José Martí fue como un Sucre: al servicio de la libertad alcanzó con su pensamiento lo que el gran mariscal de Ayacucho alcanzó con su gloriosa espada. Sentimos el orgullo de pensar que en 1959, 63 años después de su muerte, llevando los combatientes como estandarte sus ideas, emerge victoriosa la Revolución Cubana.
Hoy añadimos a la Orden "José Martí", entregada al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, la Orden "Carlos Manuel de Céspedes", Padre de la Patria, iniciador de la primera guerra por la independencia el 10 de octubre de 1868, que siendo dueño de tierras y una industria azucarera, liberó a los esclavos que en ambas laboraban el mismo día que se alzó en armas contra el coloniaje español.
De la gran patria de Bolívar, dijo Céspedes un día: "Venezuela, que abrió a la América española el camino de la independencia y lo recorrió gloriosamente hasta cerrar su marcha en Ayacucho, es nuestra ilustre maestra de libertad..."
Como colofón de este histórico acto, al cumplirse precisamente el décimo aniversario de la primera visita de Chávez a Cuba, y de su discurso en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, ambos gobiernos firmarán esta noche una Declaración Conjunta sobre el ALBA, concepción bolivariana de la integración económica, y un acuerdo bilateral para comenzar su aplicación, que harán historia.
Hugo: tú dijiste hace diez años que no merecías los honores que estabas recibiendo de quienes adivinamos en ti las cualidades de un gran revolucionario, cuando fueron llegando noticias de tu historia, tu conducta y tus ideas mientras guardabas prisión en la cárcel de Yare.
Tu capacidad organizativa, tu magisterio con los oficiales jóvenes, tu hidalguía y firmeza en la adversidad, te hacían acreedor de aquellos y otros muchos honores.
Prometiste volver un día con propósitos y sueños realizados. Volviste y volviste gigante, ya no solo como líder del proceso revolucionario victorioso de tu pueblo, sino también como una personalidad internacional relevante, querida, admirada y respetada por muchos millones de personas en el mundo, y de modo especial por nuestro pueblo.
Hoy nos parecen pocos los merecidos honores de que hablaste y las dos condecoraciones que te hemos otorgado.
Lo que más nos conmueve es que volviste, como también prometiste, para compartir tus luchas bolivarianas y martianas con nosotros.
Discurso de Fidel Castro Ruz a los diez años del primer encuentro entre él y Hugo Chávez.
(15 de diciembre de 2004)
Equipo de Archivo y Redacción
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