Permítasenos comenzar recordando aquella famosa frase del profesor Juan Nuño, filósofo popperiano, expresada en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela cuando se discutía, con seriedad, las realidades y diferencias de dos filosofías: positivista versus marxista. La frase en cuestión reza: “el marxismo es como aquel famoso ron venezolano que liga con lo que le ponga porque le sobra sabor”. Por la parte marxiana estaba representada, según nuestros recuerdos, en la persona de Ludovico Silva.
La frase tiene varias interpretaciones pero la que nos interesa, en nuestra actualidad, es esa versión del uso del marxismo que nos serviría para comentar sobre lo que está en el tapete de la discusión ideológica en un sector revolucionario venezolano: socialismo/socialdemócrata; capitalismo de estado; capitalismo de justicia social; y, por último, socialismo capitalista. Es decir, en última instancia, Juan Nuño tenía razón sobre la capacidad que contendrían las interpretaciones del marxismo para justificar actitudes revolucionarias “cómodas”. Pero tratemos de ir más al fondo del tema en su real praxis.
Decía Julio Borges, en un programa matutino, en Televen, que la sociedad venezolana votó por Hugo Rafael Chávez Frías por aquello del “gendarme necesario” aunque no fueron esas sus palabras pero si su contenido ideológico. En ese mundo sicológico, debemos, por objetividad y ética, separar lo que aspiraba, inconscientemente, la sociedad venezolana y la realidad objetiva de las propias palabras en discurso que manifestó el candidato Chávez Frías durante la campaña electoral.
Permítasenos, de nuevo, informar sobre algunas ideas que sobre la realidad política venezolana, durante la 4ta República, intercambiamos con José “Pepe” Rodríguez Iturbe durante los gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera. Le comentábamos, al regreso de nuestra pasantía por la Academia Militar de Fuxingkang (Taibei/Taiwan), sobre las contradicciones en el seno de la sociedad venezolana, la sociedad política nacional y aquella activa “democracia de calle” que la izquierda, real y militante, mantenía en su praxis política (¿ejerce la izquierda el Poder cuando está en funciones de poder según los paradigmas socialistas?); sobre las contradicciones entre el sector político y el sector militar venezolano (hoy es necesario profundizar las tesis de la “revolución cívico-militar” en el marco de los nuevos instrumentos jurídicos en mesa); sobre la pérdida de la dignidad en los sectores sociales nacionales (dignidad nacional recuperada gracias a Chávez Frías) y, por último, le comentamos sobre la necesidad de una transformación profunda de los contenidos de aquella “moribunda” Constitución que bien denunció el juramentado Hugo Rafael Chávez Frías ante la “agotada mirada” de Rafael Caldera.
Así mismo, permítanos recordar nuestra conversa con Eduardo Fernández, en Beijing, sobre las necesarias “transformaciones de fondo” que necesitaban las realidades estructurales de una Venezuela agotada por la “corrupción, el antinacionalismo pro-mayamero, el cinismo de los políticos, la pérdida de fe en la “Democracia” (con “D” mayúscula), y las comodidades que ofrecía el consumismo” (palabras más, palabras menos). Ambos políticos, conscientes de esas realidades sociales y políticas de nuestra Patria, en nuestro criterio, se sentían incapaces de enfrentar aquello que se podría considerar como un “cáncer social en estado metastásico” ¿Eran líderes políticos para una sociedad en profunda crisis estructural con necesidad de profundas transformaciones hacia una responsabilidad geopolítica nacionalista y regional por no nombrar la propia crisis del sistema capitalista-rentista criollo? ¿Las actuales generaciones de políticos de las derechas venezolanas están conscientes, preparadas y capaces, de asumir las responsabilidades que la Historia de la Patria obliga a “tirios y troyanos”? En ese mismo programa referido, un diputado de esas derechas expresaba que, para las próximas elecciones legislativas, esas derechas debían alcanzar el control mayoritario de la Asamblea para comenzar a desmontar las leyes revolucionarias que la actual Asamblea ha venido aprobando en consecuencia de los contenidos de la “nueva Constitución Bolivariana” y cambiar a los protagonistas de los diferentes Poderes del Estado venezolano. Los demás políticos de derechas invitados al programa, incluido Julio Borges, “no le corrigieron la plana” a ese “diputado facha”. Es decir, las derechas criollas están ¡muy claras! en sus objetivos políticos de comenzar por alcanzar, gracias a una mayoría parlamentaria en la próxima Asamblea a ser elegida el próximo año 2010, los controles de los diferentes estadios del Poder del Estado venezolano para designar a los factores políticos que le son adeptos a la superestructura del sistema capitalista; nos cabe la pregunta ¿sirve el marxismo para analizar lo que consideramos, en última instancia, como la “lucha de clases” en su proceso de evolución actual en la Revolución Bolivariana? ¿Debemos conversar y discurrir, solamente, sobre socialismo del siglo XXI, ecosocialismo y/o simplemente socialismo? Y ¿el marxismo, entonces, para qué serviría? Entonces, ¿será que Juan Nuño tenía sus razones de expresarse como lo hizo en el Aula Magna?
Pero trasladémonos al “bando revolucionario”. Nos obligamos a preguntarnos ¿estamos en un proceso revolucionario? si es esa nuestra realidad política ¿Qué significa, entonces, “hacer la revolución”? ¿Hay una diferencia objetiva entre qué significa “hacer la revolución” y “los entes revolucionarios” ejecutores de esa aspirada Revolución? en ese marco, toda revolución implica cambios ¿cuáles y porqué de esos cambios? Lo que nos lleva a preguntarnos ¿cuáles son las diferencias entre la propuesta de Hugo Rafael Chávez Frías de llevar a cabo el proceso revolucionario bolivariano y socialista y la propuesta en mesa que, originalmente, fue elevada por José “Pepe” Rodríguez Iturbe, años ha, de realizar una “reforma” del Estado venezolano, propuesta que le valió, en su momento, el extrañamiento del país hacia los aires de la Roma Imperial? Entonces ¿cuál es la aspiración de todo revolucionario: una Venezuela en permanente Revolución Bolivariana y Socialista, o una Venezuela bajo un proceso de Reforma Capitalista?
Estamos inmersos en una revolución, es decir, en la Revolución Bolivariana con contenido socialista que tuvo sus primero pinitos en aquellos años de la Venezuela Contemporánea que se expresaba bajo los ideales de la Tercera Internacional ¿Cometimos errores y/o somos producto de los tiempos de la “Guerra Fría”? Fácil les resulta a algunos jóvenes “camaritas” expresarse bajo un conocimiento “chucuto” del “Proceso Revolucionario” que se ha desarrollado en la Historia de la Venezuela Moderna y Contemporánea. Si durante la 4ta República, se trató por todos los medios y objetivos políticos que olvidáramos nuestra Historia Patria, los revolucionarios debemos mantener la Historia de la Revolución Socialista en Venezuela por aquello de la “conciencia revolucionaria”.
Pero regresemos a nuestro tema fundamental; la Revolución en Venezuela. Una revolución es un proceso de cambios estructurales, traumático y de profundo compromiso. Es de “cambios estructurales” que significa, actualmente, ir desplazando “traumáticamente”, en el marco de la participación democrática y participativa de la sociedad, la estructura socio-económica y la superestructura capitalista por el proceso bolivariano-socialista en “permanente perfectibilidad”. Es de “cambios traumáticos” porque los factores de poder de la 4ta República no van a permitir ser desplazados de los órganos de decisión fundamentales aun cuando la Revolución Bolivariana se encuentre en una etapa lógica de transición que debe ser conocida, aceptada y laborada por todos y cada uno de los revolucionarios, verdaderamente, comprometidos con la Revolución Bolivariana y Socialista. Es una revolución de “profundo compromiso” que significa entrar en temas que “producen escozor”, públicamente, en recientes fechas aunque la discusión y las preocupaciones están sobre el tapete desde tiempo atrás. El compromiso está en relación con la conciencia del revolucionario. Tratemos de desarrollar el punto.
La “conciencia revolucionaria” es un proceso de “estudio y praxis” permanente. Podríamos decir que la formación de la “conciencia revolucionaria” de cada individuo comprometido con el proceso de cambios profundos estructurales del capitalismo a formas estructurales socialistas, consideramos, es un diálogo entre las realidades objetivadas venezolanas, tanto históricas como las cotidianas, y una filosofía concreta como es la filosofía marxista; es necesario decirlo, el positivismo contiene sus esquemas teóricos que han sustentado, aun en la presente actualidad venezolana, el modo de producción capitalista presente en las formas de expresión de su componente socio-económico, sean los entes sociales tradicionales y/o las nuevas manifestaciones sociales beneficiadas, económicamente, en el actual proceso revolucionario de transición hacia formas de economía socialista y sus expresiones superestructurales en el marco de sistema capitalista aun en vigencia en Venezuela. Por tanto, las contradicciones que se expresan en las actuales realidades de la Revolución Bolivariana y Socialista serían, las contradicciones entre las clases sociales con conciencia capitalista-positivista y el componente social adscrito a la Revolución Bolivariana y Socialista; y la contradicción a lo interno de los componentes sociales adscritos a la Revolución Bolivariana y Socialista sería entre los “revolucionarios bolivarianos” y los “revolucionarios bolivarianos y socialistas”. Ello significaría que los entes sociales de la Revolución Bolivariana y Socialista tendrían la responsabilidad de responder, primeramente, a la “lucha de clases” entre los cuerpos sociales adscritos a la forma de vida del capitalismo criollo aun sea un capitalismo rentista y los sectores sociales revolucionarios bolivarianos conjuntamente con los revolucionarios bolivarianos y socialistas. Además, tener presente, permanentemente, las contradicciones entre los revolucionarios bolivarianos y los revolucionarios bolivarianos y socialistas. Disculpen aquellos que se molesten por vernos obligados a diferenciar entre “revolucionarios bolivarianos” y “revolucionarios bolivarianos socialistas”; pero ¿no es evidente que en los sectores revolucionarios adscritos a apoyar la Revolución Bolivariana y Socialista es fácilmente demostrable que, a lo interno de la revolución, se expresan dos sectores sociales que podríamos calificarlos como socialistas y socialistas-marxistas?