¿Cuál Barack Obama estará presente en la reunión de Presidentes en el marco de la V Cumbre de las Américas a celebrarse en Trinidad y Tobago?
Miguel Ángel del Pozo
Al analizar la Política Exterior de los EEUU de América en sus realidades como Imperio conjuntamente con sus políticas Imperialistas y la objetividad de la crisis del sistema financiero-capitalista y sus correspondientes consecuencias horizontales y el actual proceso de reingeniería global de las estructuras sistémicas capitalistas tomando en consideración las asimetrías en el desarrollo socio-económico entre países del Primer Mundo (léase: EEUU de América; Gran Bretaña; Francia; Alemania; Japón y el resto de los países capitalistas de la llamada “civilización occidental”); las economías emergentes: China, Rusia, India y Brasil; y las economías de los países petroleros, se presentará, necesariamente, una fuerte y peligrosa disputa entre los referidos e involucrados por las materias primas, los mercados, las rutas del comercio, las tecnologías y el control financiero mundial post-crisis-2008.
Dentro de ese escenario descrito, el campo militar se verá, obligatoriamente, afectado por las decisiones geopolíticas y geoestratégicas que tomen los gobiernos nacionales; por ello, se verán obligados a tener, mantener y expandir una fuerza militar persuasiva en el conjunto de todos los factores nacionales involucrados. En ese sentido, todo aquello que afecte la producción agrícola, agro-industrial e industrial, la distribución de productos por rutas terrestres y marítimas, puertos y aeropuertos nacionales y los mercados, propios y ajenos, junto a los marcos jurídicos nacionales e internacionales, particularmente, en aquellos países con alta capacidad de transformación industrial y de consumo y países con alta concentración poblacional-urbana, verán elevar la presencia militar tanto a lo interno de los Estados nacionales y regiones extra-territoriales como en las aguas internacionales y rutas marítimas; a título de ejemplo podríamos mencionar la practica-excusa militar ejercida en territorio iraquí para, posteriormente, consolidar la presencia militar de la OTAN y de la Estructura para la Defensa de Europa en Afganistán colindante a la sensible área del Mar Caspio afectando los equilibrios geopolíticos y estratégicos en el Asia Central incidiendo en los esquemas de seguridad de Rusia, India, Irán, Paquistán y China extendiendo sus consecuencias, por lógica militar, a las seguridades de las fronteras de países aliados de Occidente como Japón, Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Indonesia y Australia.
La pregunta que habría que responder sería ¿por qué los países capitalistas se preocupan por Afganistán tanto como para obligarlos a, prácticamente, invadir a ese país al mejor estilo del comportamiento del Imperialismo durante la segunda mitad del siglo XIX? ¿Por qué China fue el objetivo político-económico-militar y religioso (léase: ideológico) de los 14 países imperialistas a partir de la 2da Guerra del Opio? ¿Se conoce que el precio del crudo (petróleo) que se extraía en territorio ruso a finales de la segunda mitad del siglo XIX fluctuaba según los precios del “kerosene” que se ofertaba sobre las costas del rio Yangtze en China? ¿Se conoce el desarrollo de la industria petrolera en el Asia Central buscando los mercados tanto de Europa Central y occidental como hacia el Oriente asiático? ¿La presencia militar occidental y japonesa en el estrecho de Ormuz mira, únicamente, a la seguridad del paso del crudo hacia China, Japón, los Tigres y la costa occidental de los EEUU de América y/o también su objetivo militar es la “supuesta” seguridad en el Asia Central? ¿Qué ha significado el “impasse” ocurrido entre la Armada de la República Popular China y el “buque espía” de la Armada norteamericana en las “aguas territoriales” del Mar del Sur de China?
El “Poder” (Mûller Rojas dixit) en los EEUU en claro y objetivo conocimiento de esa realidad arriba descrita y en el marco histórico de sus relaciones con los países al Sur del rio Bravo, necesita "regresar" a lo que considera su "patio trasero" bajo esquemas de aparente y sugestiva amplitud y de formal respeto en las relaciones bilaterales y globales con los países del área en mención. Las nuevas realidades políticas que se han venido desarrollando en los países de la Región americana: Revolución Bolivariana; Gobierno en beneficio de los pueblos originarios presidido por Evo Morales en Bolivia; el nuevo estilo revolucionario de Rafael Correa; regreso del Sandinismo y el triunfo del FMLN en las últimas elecciones plus las realidades en El Caribe: Cuba; República Dominicana; Puerto Rico; las Antillas Orientales, han tenido un impacto negativo para los “intereses a futuro” (muy largo plazo) de las políticas imperialistas diseñadas por el “Poder” para sus intereses en tiempos pretéritos.
Frente a esa realidad inobjetable, las realidades geopolíticas globales imponen en los “think tank” y estamentos decisorios norteamericanos un rediseño de sus políticas y alianzas con los países al sur del rio Bravo. En ese marco, el gobierno norteamericano, a través de la nueva Administración con Barack Obama como Presidente, probablemente, buscará alianzas con la potencia emergente del sur del continente americano, Brasil; buscará consolidar sus “edipianas” relaciones con sus tradicionales aliados: Colombia, Perú, Méjico; tratará de ampliar sus buenas relaciones con países como Chile, Uruguay; buscará equilibrar sus relaciones con la Argentina; buscando aislar a los gobiernos elegidos por el “Poder popular socialista” en Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba y Venezuela; tratar de comprender al Gobierno del “Obispo liberado”; mientras que sus deterioradas relaciones comerciales con algunos países del Caribe, Oriental y Occidental, en el marco de la actual crisis económica con políticas proteccionistas hacia los productos de exportación de las economías caribeñas al mercado consumista norteamericano, podrían ser sustituidas por promesas de la Casa Blanca de “ayuda y cooperación” que nunca llegarán a “buen puerto” frente a la competencia que significan las políticas energéticas de PetroCaribe y las relaciones comerciales equilibradas bajo el esquema de trueque que mantiene Venezuela con los países del CARICOM.
El “Poder” norteamericano en conjunción con sus aliados en el “trans-Atlántico” y Japón, en el marco de rescatar y consolidar al sistema capitalista, busca alcanzar acuerdos, “primus inter pares”, en conocimiento que necesita de las alianzas con la Comunidad Europea, los países incorporados en la OTAN, y el Sudeste Asiático capitalista, en los referentes o variables relacionadas con el control de las materias primas, las rutas comerciales, la solidez de los mercados consumistas, el sector financiero internacional reformado, reestructurado y globalizado, la solidez del sector militar capitalista con capacidad de “pronta respuesta” (“acción rápida”) frente a alteraciones socio-militares, ni esperadas ni deseadas, todo ello frente a las asimetrías y/o contradicciones al sistema capitalista impuesto según la filosofía de Washington.
Pero el sistema capitalista estaba mostrándole al “Poder” norteamericano que estaban llegando los tiempos históricos de buscar mantener su carácter de Imperio. En ese marco, se observaban las contradicciones que se le estaban desarrollando a la Comunidad Europea frente a su dependencia del crudo y gas proveniente de Rusia; las debilidades de la Comunidad Europea con relación a las realidades políticas y económicas de Rusia gracias a los precios de las materias primas en especial de la energía; el desarrollo sostenido, aun en tiempos de crisis, de la economía china y los cambios de mentalidades en la sociedad de China; las contradicciones y debilidades del Imperio del Japón por las limitaciones objetivas geo-históricas de la economía japonesa con esquemas reformados de diseños político-económicos adoptados durante la Restauración Meiji; el despegue de la economía de la India que busca sus propios espacios de poder en el sudeste asiático; las fuertes inversiones de los capitales de los países del Golfo en las economías europeas. La estructura económica mundial estaba y está en un proceso de profunda transformación.
Es una realidad objetiva para el Poder norteamericano. Pero ya desde el siglo XIX, el estamento norteamericano, frente a las expansiones imperialistas europeas y japonesa en Asia, diseñó políticas para el control absoluto con su Poder en las regiones geográficas al sur del rio Bravo. Era y representaba su reserva particular, por ignominioso que nos pudiera parecer. En ese marco, la realidad actual obliga, repetimos, obliga al estamento norteamericano a rediseñar sus políticas frente a la Región al sur del rio Bravo por dos razones objetivas: la consolidación de políticas sociales y socialistas con fuerte influencia en las sociedades americanas y las futuras competencias por materias primas en tomando en cuenta que la Región americana contiene “materias primas estratégicas” para el desarrollo futuro del siglo XXI en conjunción con tecnologías de punta: nanotecnologías; hierro-aceros especiales para la industria militar; bauxita-aluminio para la industria aeronáutica; agua; desarrollo agrícola; reservas de crudo, gas, oro y metales estratégicos.
Es imperioso para el Poder norteamericano asegurar, consolidar y ejercer una “presión permanente sicológica” en las zonas limítrofes a las costas norteamericanas y las rutas marítimas comerciales de las áreas latinoamericanas. En ese marco de referencia, se han presentado dos situaciones objetivas; la primera se corresponde con la visita de un funcionario de la Armada norteamericana a los países Brasil, Chile, Perú, Colombia y Méjico; el segundo factor estaría subdividido en: el traslado de la base militar de Manta (Ecuador), supuestamente, a Colombia; el desarrollo de la Iniciativa Mérida y la decisión publica de Barack Obama de mandar a la Guardia Nacional norteamericana a la frontera con Méjico; las políticas migratorias en contra de los “latinos” como solución a problemas socio-económicos que se están presentando en territorio norteamericano desde los estados de California/Texas hasta el estado de Illinois (Chicago); el evidente descontrol de las rutas de la droga por Centroamérica por parte de organismos policiales especializados; las reiterativas declaraciones del ministro de la Defensa de la República de Colombia de aplicar la “Doctrina Bush” extra-fronteras; el avance de las políticas nacionalistas y sociales, en algunos casos, socialistas, en la Región del Caribe y la zona Andina.
Es importante conocer las reacciones del estamento militar y los sectores decisorios norteamericanos en cuanto a tomar decisiones militares cuando consideran en riesgo sus intereses imperiales. A título de ejemplo, señalamos, nuevamente, la reacción del Ejecutivo norteamericano cuando ordenó enviar “barcos de guerra” para asegurar la seguridad, respaldo y resguardo al buque espía que se encontraba en aguas territoriales chinas en el Mar del Sur de China.
delpozo14@gmail.com
Miguel Ángel del Pozo
Al analizar la Política Exterior de los EEUU de América en sus realidades como Imperio conjuntamente con sus políticas Imperialistas y la objetividad de la crisis del sistema financiero-capitalista y sus correspondientes consecuencias horizontales y el actual proceso de reingeniería global de las estructuras sistémicas capitalistas tomando en consideración las asimetrías en el desarrollo socio-económico entre países del Primer Mundo (léase: EEUU de América; Gran Bretaña; Francia; Alemania; Japón y el resto de los países capitalistas de la llamada “civilización occidental”); las economías emergentes: China, Rusia, India y Brasil; y las economías de los países petroleros, se presentará, necesariamente, una fuerte y peligrosa disputa entre los referidos e involucrados por las materias primas, los mercados, las rutas del comercio, las tecnologías y el control financiero mundial post-crisis-2008.
Dentro de ese escenario descrito, el campo militar se verá, obligatoriamente, afectado por las decisiones geopolíticas y geoestratégicas que tomen los gobiernos nacionales; por ello, se verán obligados a tener, mantener y expandir una fuerza militar persuasiva en el conjunto de todos los factores nacionales involucrados. En ese sentido, todo aquello que afecte la producción agrícola, agro-industrial e industrial, la distribución de productos por rutas terrestres y marítimas, puertos y aeropuertos nacionales y los mercados, propios y ajenos, junto a los marcos jurídicos nacionales e internacionales, particularmente, en aquellos países con alta capacidad de transformación industrial y de consumo y países con alta concentración poblacional-urbana, verán elevar la presencia militar tanto a lo interno de los Estados nacionales y regiones extra-territoriales como en las aguas internacionales y rutas marítimas; a título de ejemplo podríamos mencionar la practica-excusa militar ejercida en territorio iraquí para, posteriormente, consolidar la presencia militar de la OTAN y de la Estructura para la Defensa de Europa en Afganistán colindante a la sensible área del Mar Caspio afectando los equilibrios geopolíticos y estratégicos en el Asia Central incidiendo en los esquemas de seguridad de Rusia, India, Irán, Paquistán y China extendiendo sus consecuencias, por lógica militar, a las seguridades de las fronteras de países aliados de Occidente como Japón, Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Indonesia y Australia.
La pregunta que habría que responder sería ¿por qué los países capitalistas se preocupan por Afganistán tanto como para obligarlos a, prácticamente, invadir a ese país al mejor estilo del comportamiento del Imperialismo durante la segunda mitad del siglo XIX? ¿Por qué China fue el objetivo político-económico-militar y religioso (léase: ideológico) de los 14 países imperialistas a partir de la 2da Guerra del Opio? ¿Se conoce que el precio del crudo (petróleo) que se extraía en territorio ruso a finales de la segunda mitad del siglo XIX fluctuaba según los precios del “kerosene” que se ofertaba sobre las costas del rio Yangtze en China? ¿Se conoce el desarrollo de la industria petrolera en el Asia Central buscando los mercados tanto de Europa Central y occidental como hacia el Oriente asiático? ¿La presencia militar occidental y japonesa en el estrecho de Ormuz mira, únicamente, a la seguridad del paso del crudo hacia China, Japón, los Tigres y la costa occidental de los EEUU de América y/o también su objetivo militar es la “supuesta” seguridad en el Asia Central? ¿Qué ha significado el “impasse” ocurrido entre la Armada de la República Popular China y el “buque espía” de la Armada norteamericana en las “aguas territoriales” del Mar del Sur de China?
El “Poder” (Mûller Rojas dixit) en los EEUU en claro y objetivo conocimiento de esa realidad arriba descrita y en el marco histórico de sus relaciones con los países al Sur del rio Bravo, necesita "regresar" a lo que considera su "patio trasero" bajo esquemas de aparente y sugestiva amplitud y de formal respeto en las relaciones bilaterales y globales con los países del área en mención. Las nuevas realidades políticas que se han venido desarrollando en los países de la Región americana: Revolución Bolivariana; Gobierno en beneficio de los pueblos originarios presidido por Evo Morales en Bolivia; el nuevo estilo revolucionario de Rafael Correa; regreso del Sandinismo y el triunfo del FMLN en las últimas elecciones plus las realidades en El Caribe: Cuba; República Dominicana; Puerto Rico; las Antillas Orientales, han tenido un impacto negativo para los “intereses a futuro” (muy largo plazo) de las políticas imperialistas diseñadas por el “Poder” para sus intereses en tiempos pretéritos.
Frente a esa realidad inobjetable, las realidades geopolíticas globales imponen en los “think tank” y estamentos decisorios norteamericanos un rediseño de sus políticas y alianzas con los países al sur del rio Bravo. En ese marco, el gobierno norteamericano, a través de la nueva Administración con Barack Obama como Presidente, probablemente, buscará alianzas con la potencia emergente del sur del continente americano, Brasil; buscará consolidar sus “edipianas” relaciones con sus tradicionales aliados: Colombia, Perú, Méjico; tratará de ampliar sus buenas relaciones con países como Chile, Uruguay; buscará equilibrar sus relaciones con la Argentina; buscando aislar a los gobiernos elegidos por el “Poder popular socialista” en Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba y Venezuela; tratar de comprender al Gobierno del “Obispo liberado”; mientras que sus deterioradas relaciones comerciales con algunos países del Caribe, Oriental y Occidental, en el marco de la actual crisis económica con políticas proteccionistas hacia los productos de exportación de las economías caribeñas al mercado consumista norteamericano, podrían ser sustituidas por promesas de la Casa Blanca de “ayuda y cooperación” que nunca llegarán a “buen puerto” frente a la competencia que significan las políticas energéticas de PetroCaribe y las relaciones comerciales equilibradas bajo el esquema de trueque que mantiene Venezuela con los países del CARICOM.
El “Poder” norteamericano en conjunción con sus aliados en el “trans-Atlántico” y Japón, en el marco de rescatar y consolidar al sistema capitalista, busca alcanzar acuerdos, “primus inter pares”, en conocimiento que necesita de las alianzas con la Comunidad Europea, los países incorporados en la OTAN, y el Sudeste Asiático capitalista, en los referentes o variables relacionadas con el control de las materias primas, las rutas comerciales, la solidez de los mercados consumistas, el sector financiero internacional reformado, reestructurado y globalizado, la solidez del sector militar capitalista con capacidad de “pronta respuesta” (“acción rápida”) frente a alteraciones socio-militares, ni esperadas ni deseadas, todo ello frente a las asimetrías y/o contradicciones al sistema capitalista impuesto según la filosofía de Washington.
Pero el sistema capitalista estaba mostrándole al “Poder” norteamericano que estaban llegando los tiempos históricos de buscar mantener su carácter de Imperio. En ese marco, se observaban las contradicciones que se le estaban desarrollando a la Comunidad Europea frente a su dependencia del crudo y gas proveniente de Rusia; las debilidades de la Comunidad Europea con relación a las realidades políticas y económicas de Rusia gracias a los precios de las materias primas en especial de la energía; el desarrollo sostenido, aun en tiempos de crisis, de la economía china y los cambios de mentalidades en la sociedad de China; las contradicciones y debilidades del Imperio del Japón por las limitaciones objetivas geo-históricas de la economía japonesa con esquemas reformados de diseños político-económicos adoptados durante la Restauración Meiji; el despegue de la economía de la India que busca sus propios espacios de poder en el sudeste asiático; las fuertes inversiones de los capitales de los países del Golfo en las economías europeas. La estructura económica mundial estaba y está en un proceso de profunda transformación.
Es una realidad objetiva para el Poder norteamericano. Pero ya desde el siglo XIX, el estamento norteamericano, frente a las expansiones imperialistas europeas y japonesa en Asia, diseñó políticas para el control absoluto con su Poder en las regiones geográficas al sur del rio Bravo. Era y representaba su reserva particular, por ignominioso que nos pudiera parecer. En ese marco, la realidad actual obliga, repetimos, obliga al estamento norteamericano a rediseñar sus políticas frente a la Región al sur del rio Bravo por dos razones objetivas: la consolidación de políticas sociales y socialistas con fuerte influencia en las sociedades americanas y las futuras competencias por materias primas en tomando en cuenta que la Región americana contiene “materias primas estratégicas” para el desarrollo futuro del siglo XXI en conjunción con tecnologías de punta: nanotecnologías; hierro-aceros especiales para la industria militar; bauxita-aluminio para la industria aeronáutica; agua; desarrollo agrícola; reservas de crudo, gas, oro y metales estratégicos.
Es imperioso para el Poder norteamericano asegurar, consolidar y ejercer una “presión permanente sicológica” en las zonas limítrofes a las costas norteamericanas y las rutas marítimas comerciales de las áreas latinoamericanas. En ese marco de referencia, se han presentado dos situaciones objetivas; la primera se corresponde con la visita de un funcionario de la Armada norteamericana a los países Brasil, Chile, Perú, Colombia y Méjico; el segundo factor estaría subdividido en: el traslado de la base militar de Manta (Ecuador), supuestamente, a Colombia; el desarrollo de la Iniciativa Mérida y la decisión publica de Barack Obama de mandar a la Guardia Nacional norteamericana a la frontera con Méjico; las políticas migratorias en contra de los “latinos” como solución a problemas socio-económicos que se están presentando en territorio norteamericano desde los estados de California/Texas hasta el estado de Illinois (Chicago); el evidente descontrol de las rutas de la droga por Centroamérica por parte de organismos policiales especializados; las reiterativas declaraciones del ministro de la Defensa de la República de Colombia de aplicar la “Doctrina Bush” extra-fronteras; el avance de las políticas nacionalistas y sociales, en algunos casos, socialistas, en la Región del Caribe y la zona Andina.
Es importante conocer las reacciones del estamento militar y los sectores decisorios norteamericanos en cuanto a tomar decisiones militares cuando consideran en riesgo sus intereses imperiales. A título de ejemplo, señalamos, nuevamente, la reacción del Ejecutivo norteamericano cuando ordenó enviar “barcos de guerra” para asegurar la seguridad, respaldo y resguardo al buque espía que se encontraba en aguas territoriales chinas en el Mar del Sur de China.
delpozo14@gmail.com